«Quiero que sepa que es china. Española, pero china»

De China procede Lario Lang, una niña de ocho años que encontró en Camino, su marido y su hijo la familia que hasta entonces no había tenido. Su adopción «fue algo instintivo. Una inquietud que teníamos», cuenta Camino.

La elección de China no fue casual. Un reportaje que mostraba la condición de la mujer, y las niñas en la sociedad china quedó grabado a fuego en su mente y desde entonces tuvo claro, tanto ella como su familia, lo que quería hacer. Iniciaron los trámites de la adopción en 2003, a través de protocolo público porque «es mucho más duro, pero parece que tienes la garantía del Estado», y cuatro años después se trajeron a casa a Lario Lang.

«Siempre hay que adoptar cuando se quiere, se desea y se complementa con tu vida», explica Camino sobre lo que implica la decisión de adoptar. En su caso, la familia entera estuvo de acuerdo en dar este paso. De hecho, «mi hijo fue el que más resistencia tuvo en todo el proceso», asegura.

Camino reconoce lo duro que es traer a un niño de la edad de Lario a otro país, a comenzar de nuevo. Sobre su adopción, la niña «lo lleva bien», asegura Camino, «aunque a veces va preguntando cosas» sobre sus orígenes o su madre biológica. Además, su familia no quiere que olvide de dónde vino. «Quiero que sepa que es china. Española, pero china», y por ello la niña acude todas las semanas a clases de chino, donde aprende esa lengua y la cultura. La familia en conjunto tiene un proyecto en mente: viajar a China para que Lario pueda conocer su país.