«Su adopción se ha tratado en todo momento con naturalidad en casa»

Juan Carlos Paredes es el coordinador de la asociación Andeni en León y padre de Marta, una niña de origen chino a quien adoptó junto con su esposa hace nueve años. Cuando Juan Carlos y su mujer se decidieron a adoptar, los requisitos por los que tuvieron que pasar no eran tan restrictivos como ahora ni los tiempos de espera tan largos. Además de ser mayor de edad y presentar el certificado de idoneidad que emite Servicios Sociales, por entonces bastaba con presentar también un certificado de antecedentes penales y un informe médico. Ahora se han añadido nuevas condiciones como unos ingresos mínimos o, incluso, estudios. Y los plazos de espera se han alargado considerablemente, hasta el punto de alcanzar los seis años de media.

Aún así, tuvieron que aguardar, hasta que un día tuvieron en brazos a Marta cuando ella tan sólo tenía 15 meses de edad. «El primer día fue difícil», cuenta Juan Carlos. «Los niños adoptados necesitan un tiempo de adaptación y nosotros también». Pese a su corta edad, Marta se encontró de pronto en brazos de dos desconocidos que no se parecían a ella físicamente ni hablaban su misma lengua. El choque inicial fue notorio, pero a partir de ahí todo fue bien. «Ella sabe que es adoptada. Lo lleva perfectamente porque en casa se ha tratado con naturalidad».

En su caso, Marta no acude a clases para aprender su lengua materna ni la cultura de la que procede, aunque se trata de una opción que otras familias sí contemplan. Sin embargo, en León, como explica Juan Carlos, «es muy difícil encontrar a alguien que pueda enseñar».

La asociación. Andeni es una asociación que colabora con las familias adoptantes de niños chinos durante el proceso y también con las necesidades que puedan surgir en orfanatos de China. No es, sin embargo, una entidad colaboradora, ya que no media en la tramitación de la adopción de ninguna forma.

Lo que caracteriza a esta asociación son los encuentros que realiza con las familias que han adoptado a niños de origen chino. Al menos en la provincia, la asociación organiza comidas a las que acuden tanto niños como mayores para poner en común experiencias e información y para no perder el contacto, teniendo así un grupo de referencia al que poder acudir.