La experiencia de otros, el salvavidas al que se agarran las familias leonesas

El proceso de adopción internacional es largo y costoso, no sólo a nivel económico, sino también anímico. La ilusión con la que una familia inicia el proceso se va perdiendo primero con las restricciones, cada día más numerosas, y después con el tiempo de los plazos, que van en aumento. Además, el trámite administrativo a veces puede desconcertar a quienes no saben qué pasos han de seguir. Y es aquí donde entra la ayuda de las asociaciones de familias.

Las familias leonesas que desean adoptar a un menor, después de comunicar su decisión a Servicios Sociales, pueden acudir a Arfacyl, la Asociación Regional de Familias Adoptantes de Castilla y León. Desde la asociación, se les convoca a una entrevista personal donde se les informará sobre la situación de la adopción internacional. «Antes de la primera entrevista, las familias suelen estar bastante perdidas», comenta Javier Álvarez, presidente de Arfacyl.

Las dudas pueden resolverse en una segunda entrevista personal, de carácter voluntario, que pueden solicitar las propias familias adoptantes. Y es que las dudas que les asaltan son numerosas y muchas, además, están motivadas por creencias populares sobre la adopción. «Muchas familias siguen pensando que la adopción internacional es rápida y se adoptan bebés», continúa explicando, «pero eso ya no es así».

La labor informativa que realiza la asociación es importante en este aspecto porque lo primero que las familias deben tener claro es el funcionamiento de las adopciones internacionales, los trámites a seguir y la duración de todo el proceso. Por el camino, son muchas las familias que terminan desistiendo, sobre todo por el coste económico que supone traer a casa finalmente al hijo esperado. Pero para aquellos que deciden seguir adelante, el proceso no ha hecho más que empezar.

Después de comunicar a Servicios Sociales la decisión de adoptar, la propia gerencia ofrece a las familias realizar unos cursos formativos de carácter obligatorio que se imparten en Arfacyl. Estos cursos, que tienen una duración de 10 horas, a excepción de los cursos relativos a la adopción de niños chinos, que duran 12 horas, permiten a las familias «adquirir una idea más concreta de lo que supone la adopción de un menor», cuenta el presidente de la asociación. Aun así, para aquellos que quieran profundizar más, existe una serie de cursos voluntarios que tratan el tema de la infancia y la adolescencia o la búsqueda de los orígenes de los niños adoptados, entre otros.

«Una vez que la familia tiene una idea clara de lo que quiere hacer», explica Javier Álvarez, «tiene que pasar el curso obligatorio y la evaluación de idoneidad por la Gerencia Territorial de la Seguridad Social, que dictamina las características de adopción de esa familia». La adopción en sí se tramita a través de una vía pública, como es el caso de China, o de entidades colaboradoras, como es el caso de Vietnam o Etiopía. Los plazos de espera varían también en función del país, de las restricciones que ponga y del número de solicitudes que haya recibido. Así, en China la media es de unos seis años, mientras que en Etiopía ya alcanza los tres.