CiU no se suma al pacto de la reforma a pesar de las presiones
PSOE y PP presionaron hasta el final a CiU para que respalde la reforma constitucional. Sus esfuerzos, protagonizados por Alfredo Pérez Rubalcaba y Soraya Sáenz de Santamaría, parecen lejos de lograr resultados porque la federación nacionalista, a lo sumo, se decantará por la abstención, y si lo hacen no será hasta minutos antes de la votación de hoy en el Congreso. Los dos partidos mayoritarios han puesto toda la carne en el asador de CiU porque es el único grupo que puede sumarse a la reforma ya que el resto, sin excepción, votará en contra.
La modificación constitucional pactada por PSOE y PP lleva camino de no tener más patrocinio que el de sus promotores y el de los dos diputados de UPN. Nadie más está dispuesto a apoyar que la ley fundamental establezca un límite al déficit público de las administraciones si no es a cambio de costosas contrapartidas políticas que ninguno de los dos partidos mayoritarios aceptó conceder. El portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran Lleida, recibió ayer numerosas llamadas de Rubalcaba y Sáenz de Santamaría en busca de un cambio de postura.
Socialistas y populares, en vista de que no es posible reeditar el consenso constitucional de 1978 por la negativa de IU, heredera del PCE, a apoyar el cambio, intentan que CiU no se descuelgue del todo para incorporar un plus de legitimidad. Fuentes nacionalistas señalaron que PSOE y PP tienen que aceptar algunas de sus ocho enmiendas para modificar su opinión porque no pueden pasar de un gesto extremo de rechazo, como fue que ni siquiera votaron la toma en consideración de la reforma, a una abstención que implica un cierto grado de conformidad. En todo caso, está descartado el voto a favor, aseguraron las fuentes de CiU.