Diario de León

Rajoy promete, para sacar a España de la crisis, un «proyecto sin exclusiones»

Ofrece diálogo para superar «la gran encrucijada» en la que se encuentra el país.

Rajoy y Alberto Núñez Feijóo saludan a los asistentes durante el acto de ayer.

Rajoy y Alberto Núñez Feijóo saludan a los asistentes durante el acto de ayer.

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colpisa | pontevedra

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Mariano Rajoy abrió el curso político en su Galicia natal, exhibiendo su perfil más centrista y volcado exclusivamente en la economía. A dos meses y medio de las elecciones, el líder de la oposición pidió el voto de «todos los españoles», con independencia de su ideología, para poner en marcha un «proyecto sin exclusiones» para sacar a España de la crisis. Hubo críticas a los socialistas y a su gestión en los últimos años de la economía, pero Rajoy se mostró sobre todo conciliador. Prometió «diálogo» con todas las fuerzas políticas y gobernar desde «la centralidad, la moderación y la concordia» con el objetivo de superar la «gran encrucijada» en la que la que se encuentra el país.

En el castillo de la localidad pontevedresa de Soutomaior y ante cerca de 2.000 afiliados y simpatizantes, el candidato ‘popular’ insistió en que la prioridad de su partido es convertirse en referencia de la mayor parte de la ciudadanía, a la que pidió que se sumara a «a un gran proyecto compartido, sin exclusiones, sin divisiones, sin distinciones y sin demoras». Pidió a los españoles, al margen de cuál hubiera sido su voto antes, un mandato claro para afrontar «una de las mayores empresas modernizadoras de nuestra democracia». «No queremos ni crispación, ni líos, ni disputas, ni problemas. Queremos resolver los problemas reales que tienen los españoles», apuntó en tono apaciguador.

«Tenemos un gran proyecto, que queremos compartir con todos los españoles y queremos gobernar para todos y con todos. España no necesita hoy sólo a unos pocos, sino a una inmensa mayoría de españoles que tengan claro que el objetivo nacional es la recuperación económica, crecer, crear empleo y volver a ser el gran país que todos queremos que sea», insistió el presidente de los ‘populares’, quien apenas hizo referencias en su discurso que no tuvieran un marcado carácter económico.

Siempre con la crisis como telón de fondo, Rajoy quiso dar un tono claramente trascendental a sus palabras con la vista puesta en el 20N. «Nos encontramos —dijo— ante uno de los cursos políticos más cruciales de nuestra democracia, porque nos hallamos ante una de esas grandes encrucijadas a las que una nación ha de hacer frente en el curso de su historia». Ahí, sí, aparecieron las críticas a la gestión del Ejecutivo de Zapatero, al que culpó de haber sido «la primera fuente de inestabilidad de nuestra economía», amén del «mayor foco de nuestros desequilibrios». El candidato del PP a La Moncloa llegó incluso a acusar al actual Gobierno de «dilapidar» la «mejor herencia recibida nunca en la reciente democracia española».

Los ataques. «Todo el mundo conoce los recortes, los cambios constantes de criterio, las improvisaciones, el gobernar sólo pensando en lo que puede ocurrir en las próximas 24 horas», insistió en sus ataques al Gobierno, antes de pasar página, y mirar al futuro, una vez más a los comicios del próximo otoño, porque, dijo, «de nada sirve lamentarse, pues eso solo conduce a la nostalgia estéril y a la frustración».

Rajoy no ocultó su preocupación si llega a batir en las urnas a Alfredo Pérez Rubalcaba, pero se mostró optimista a pesar de que «nos espera una tarea muy difícil por delante». «Salir de donde estamos no va a ser fácil, pero vamos a superar todas las dificultades. A pesar del inmenso daño, no existe crisis lo suficientemente profunda que no podamos superar gracias a la capacidad de nuestros trabajadores, la pujanza de nuestros emprendedores o la competitividad de gran parte de nuestras empresas», garantizó.

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