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La ilusión del primer día

Los niños que cursan Educación Infantil y Primaria regresan a las aulas.

Publicado por
León

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Aún no eran las nueve de la mañana y los padres y madres ya acercaban a los niños al colegio de Quevedo, en el barrio de La Pinilla. Con la mochila a la espalda, los pequeños estudiantes acudían unos más entusiasmados que otros al inicio de un nuevo curso, al reencuentro con los amigos y con los profesores, y también al regreso a los madrugones.

El sueño no hizo mella en un reencuentro temido y esperado. Según iban llegando, los niños y niñas corrían a saludar a sus amigos y a intercambiar sus aventuras estivales. Alguno terminó por llorar desconsoladamente mientras que otros, los más pequeños, apenas se soltaban de la mano de su padre o de su madre.

Y entre todo el barullo que causa una fecha tan señalada, los profesores intentaban que sus alumnos formaran filas según los distintos cursos de Infantil y Primaria, a la espera de que sonara la alarma que les daría la bienvenida al colegio, un año más, tras las largas vacaciones de verano.

El patio del colegio de la Asunción ofrecía poco después una instantánea muy similar. Los niños y los padres se arremolinaban frente a las escaleras que los pequeños estudiantes tendrían que subir para acceder a las aulas que este año ocuparían, distintas a las del anterior por haber superado con éxito el curso precedente.

De nuevo tocaba hacer filas para entrar al colegio todos juntos y en orden. Aunque en esta ocasión algunos pequeños pícaros intentaron alargar sus días de descanso un poco más escondiéndose en un hueco bajo las escaleras... hasta que fueron encontrados.

La directora del colegio, Pilar Díez, se asomó desde lo alto micrófono en mano para dar la bienvenida al nuevo curso antes de que los pasillos de la Asunción cobrarán vida después de estar tres meses vacíos de libros, mochilas y travesuras.

Con orden, o con su orden, los niños fueron accediendo, primero los mayores luego los más pequeños, al interior del centro. Allí, los reencuentros continuaron, pues si fuera era el momento de saludar a los amigos, dentro era el profesor quien hacía su aparición. Y se descubría entonces a quién encontrarían en las aulas en este nuevo curso.

El año escolar que ayer se iniciaba será para muchos el comienzo de una etapa de aprendizaje que vale su peso en los muchos libros que los padres terminaron cargando hasta el interior de las clases. Tras las últimas despedidas, los últimos abrazos y lágrimas rebeldes, los padres se hicieron a un lado para que los profesores tomaran el relevo del cuidado y la educación de los niños hasta que la campana diera el final de la jornada del primer día de colegio.

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