El PSOE sofoca los fuegos internos surgidos en la confección de las listas

«Nadie sabe cómo va a estar el partido dentro de unos meses y al menos el Congreso ofrece algo seguro». Es la frase de un veterano socialista convencido de la derrota en las elecciones del 20-N y consciente de que, tras el veredicto de las urnas, los suyos se enzarzarán en un batalla interna de final incierto.

Su testimonio refleja un estado de ánimo muy extendido en el PSOE. Si la elaboración de las listas electorales siempre ha generado tensiones, esta vez las trifulcas van más allá.

La situación es compleja. Existen más aspirantes que nunca a ocupar un escaño tras el descalabro electoral del 22 de mayo. Sólo entre alcaldes, concejales y puestos de confianza en ayuntamientos de toda España han quedado en la calle 4.000 cargos socialistas. A eso habría que añadir 55 diputados autonómicos, más los despedidos en los Gobiernos de Extremadura, Asturias, Castilla-La Mancha, Cantabria y Aragón. «Tenemos overbooking », resumió Alfredo Pérez Rubalcaba

Se está jugando con el poder, pero también con las cosas de comer. En la última semana el líder del PSOE ha tenido que sofocar dos importantes fuegos: en Zamora, y en Madrid, por la posibilidad finalmente abortada de que el valedor de Tomás Gómez en las pasadas primarias, el malagueño José Andrés Torres Mora, quedara relegado a un puesto de salida dudosa en la candidatura de su provincia, encabezada ahora por Trinidad Jiménez.