Las merinas quieren volver a pie a León
La puesta en valor de las cañadas reales, como vías históricas de la trashumancia, es el objetivo del proyecto 2001 que arrancó en 1993 y que trajo a León rebaños trashumantes a pie durante casi una década, aunque siempre con muchos obstáculos, como recuerda su promotor Jesús Garzón. «Primero fueron las vacas locas, luego la lengua azul, la brucelosis y por último la tuberculosis bovina», lamenta Garzón.
Tras retomar el año pasado el proyecto en Burgos, el presidente de la Asociación Concejo de la Mesta mostró la intención de reanudar la trashumancia a pie con Zamora y León en el 2012, «siempre y cuando la Junta de Castilla y León colabore y no ponga impedimentos», asegura.
En el marco del proyecto 2001, para la recuperación de la trashumancia y de las vías pecuarias, un rebaño de 800 ovejas recorrió este año durante una semana el último tramo de la Cañada Real Burgalesa, desde Huerta de Abajo, Barbadillo de Herreros y Monterrubio de la Demanda (Burgos), hasta Canales de la Sierra, Villavelayo, las montañas de Mansilla, Viniegra de Abajo, Ventrosa y Brieva de Cameros, en el corazón de La Rioja.
Un total de 18 familias surcaron con sus rebaños cañadas, cordeles y veredas durante el mes de mayo, un camino milenario entre sus pastos de invernada en Levante, Andalucía y Extremadura y las montañas donde han pasado el verano.
Los 12 rebaños trashumantes, con 13.500 cabezas, se desplazaron principalmente desde las costas de Valencia a la serranía de Teruel, desde los valles de Alcudia y Guadalquivir a Cuenca y Albarracín y desde las dehesas de Extremadura a la sierra de Gredos. De cara al 2012 la asociación planea movilizar diez rebaños extremeños, con cerca de 20.000 cabezas, para pastar el verano en los puertos de Sanabria, Babia, Laciana, Tarna y Prioro, según afirmó el responsable de la Asociación Concejo de la Mesta. Garzón defiende la recuperación de la trashumancia a pie como un modelo de sostenibilidad, tanto desde el punto de vista económico como medioambiental.
Económicamente, subraya, la ganadería extensiva «es una actividad alternativa para gente joven» dentro del contexto de crisis mundial. «No olvidemos que Castilla y León es el origen de la trashumancia y que todos los pueblos están preparados y disponen de abrevaderos, fuentes y arroyos y posadas que podrían ponerse en valor», apuntó el experto.
Frente a la tónica de la despoblación rural y del abandono de la actividad por falta de apoyo institucional o exceso de trabas burocráticas defiende el filón de trabajo que puede llegar desde la ganadería extensiva. «Se estima que generará 30.000 puestos de trabajo en cinco años, de los cuales la mitad corresponderían a Castilla y León», agregó Garzón.
Entre los indicadores positivos del realce del sector está la revalorización de la lana y todos los productos derivados de la ganadería ovina y caprina, desde los cueros de las cabras a la leche de oveja para la elaboración de quesos de calidad. La expansión de países como China y Argentina ha aumentado la demanda de estos productos
Desde el punto de vista medioambiental, recalca Garzón, los «pastizales son los mayores sumideros de dióxido de carbono y generan un beneficio permanente además de conservar la biodiversidad». En cambio, la caza, predominante en los montes de Castilla y León, «no gestiona los puertos y acabarán por perderse», recalca.
Un rebaño de mil ovejas genera diariamente tres toneladas de estiércol, un abono que durante siglos ha enriquecido los pastizales. La trashumancia a pie supuso un foco de propagación de la biodiversidad ya que las ovejas, con sus excrementos, transportaron las semillas por toda España y en particular por el eje entre norte-sur entre León y Extremadura.
Uno de los objetivos del proyecto 2001 es poner en contacto la biodiversidad de dos parques nacionales emblemáticos: Picos de Europa en León, Asturias y Cantabria, hábitat natural de osos y lobos, y Monfragüe en Extremadura, donde los buitres negros y las águilas son sus especies preciadas.
Garzón recuerda que el origen de la trashumancia está en Castilla y León y que «los mejores ganaderos, descendientes de los mayorales que hicieron sus rebaños con las escusas, y los mejores mastines proceden del Alto Sil y de Luna. Esa es la gran cuna de la trashumancia».
Manuel Rodríguez Pascual defiende el aprovechamiento turístico de las cañadas por su gran valor ecológico y cultural. Este experto consideran que la trashumancia a pie en largos recorridos es una alternativa poco adecuada a los tiempos que corren para el ganado y para los pastores.