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Besos y parabienes al cerrar la legislatura

«La vida son siempre tiempos distintos», asegura Zapatero al despedirse tras 25 años como diputado.

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agencias | madrid
León

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El Congreso celebró ayer su último pleno de la IX legislatura con una sesión cargada de buenos deseos, agradecimientos y reivindicaciones por parte de los diputados, muchos de los cuales, desde José Luis Rodríguez Zapatero a José Bono, saben que no volverán a ocupar su escaño el próximo año.

A la espera de que un Consejo de Ministros extraordinario apruebe el lunes el decreto de disolución de las Cámaras y la convocatoria de las elecciones generales, el pleno votó ayer las últimas leyes de la legislatura, con el impuesto de patrimonio como estrella.

El presidente del Congreso ha cerrado la sesión despidiéndose con bromas y cariño de los parlamentarios y pidiendo disculpas por sus «faltas».

En su último día como parlamentario, Zapatero abandonó el hemiciclo rodeado de una nube de fotógrafos y cámaras de televisión. Diputado desde 1986, apenas respondió cuando se le preguntó si echará de menos muchas cosas de su larga etapa en el Congreso —«la vida son siempre tiempos distintos», dijo— y se mostró orgulloso del trabajo del parlamentario antes de fotografiarse para el recuerdo con Sáenz de Santamaría.

Desde la tribuna se sucedieron las despedidas y variadas reivindicaciones, como la que protagonizó el diputado de ERC, Joan Tardá, quien aprovechó su intervención en el debate sobre la ley del Museo Reina Sofía para pedir el derecho a la autodeterminación y la libertad de Arnaldo Otegi.

Cuando ya se llamaba a votar, los parlamentarios de las formaciones minoritarias de izquierda han esgrimido desde sus escaños carteles con la palabra «referéndum» y «volem decidir», en alusión a su intento frustrado de conseguir las firmas necesarias para que la reforma de la Constitución pase por las urnas.

Adiós de Salgado. También quiso despedirse desde la tribuna la vicepresidenta primera, Elena Salgado, quien, tras defender el impuesto de patrimonio, dio las gracias a los diputados y «especialmente a los que han sido capaces de levantar la vista y apoyar planteamientos difíciles, pero muy necesarios en crisis». Deja la política activa y recibió los parabienes de los diputados; «le deseo de todo corazón un futuro menos turbulento y estresante que el que ha tenido que vivir con esta crisis», le dijo el portavoz de economía del PNV, Pedro Azpiazu.

La jornada plenaria en el Congreso incluyó ayer un total de 57 interminables votaciones y sólo seis escaños vacíos. Después, la tribuna, los pasillos y el patio de la Cámara Baja fueron el escenario de un adiós en el que no han faltado las reflexiones a modo de balance, el de cuatro años en los que la economía lo ha copado todo y les ha cargado de trabajo y no pocos quebraderos de cabeza. Y es que como lamentó Alfonso Guerra, el diputado más veterano de todos que volverá el año próximo a su escaño, la «razón política e incluso la moral» ha sido reemplazada por la «razón económica» en éste y otros muchos parlamentos del mundo.

La última diputada que ha tenido el honor de intervenir en esta legislatura ha sido la socialista Marta Gastón, que no ha podido evitar el reproche hacia el PP por no haber contribuido, en su opinión, a los consensos. Acuerdos que han sido pocos y muy complicados en cuatro años que para el socialista José Andrés Torres Mora constituyen una legislatura «épica» con todos enfrentados al «monstruo» de la crisis.

Y hablando de batallas, otra guerrera, la diputada del PP Celia Villalobos, que no ha podido evitar una nueva pulla hacia Bono, porque espera que se restaure la «dignidad» de los diputados en la próxima legislatura, pues han sido «minusvalorados» y «poco defendidos» por la Presidencia.

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