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Rubalcaba: «Les hemos quitado las bombas y ahora tenemos que quitarles los votos»

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a. montilla | san sebastián
León

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El amargo recuerdo de los compañeros asesinados y la ilusión por un futuro sin ETA centraron el mitin que los socialistas vascos celebraron ayer en San Sebastián apenas 48 horas después del anuncio del cese definitivo de la violencia terrorista. Ni Alfredo Pérez Rubalcaba ni el lehendakari Patxi López pudieron contener las lágrimas. Es el fin de décadas de terror. En realidad, pocos de los asistentes aguantaron sin llorar.

Rubalcaba y López transmitieron un firme mensaje a la izquierda abertzale: no habrá concesiones políticas tras el final de la violencia. Un aviso con el que también responden al sector más ultra del PP que aún sostiene que el Gobierno de Zapatero ha abonado un precio político a los terroristas a cambio del adiós a las armas. «Les hemos quitado las bombas y a partir de hoy tenemos que quitarles los votos con la fuerza de la democracia», aseveró Rubalcaba ante la ovación entusiasmada de los asistentes. Unos minutos antes, el propio lehendakari lo había dejado claro: «No le debemos nada a ETA y nada le vamos a pagar».

Rubalcaba trufó su reflexión sobre el final del terrorismo con agradecimientos a los socialistas vascos. Parabienes que quiso compartir con todos. «Jesús, mírame, contigo también», espetó Rubalcaba a Eguiguren, presidente del PSE y una de las voces más heterodoxas de los socialistas vascos que hace apenas unos días acusó a Patxi López de no «haberse quemado por la paz», unas palabras que rectificó poco después, pero que abrieron un brecha en el partido

El ex vicepresidente y ex ministro del Interior elogió el «heroísmo inteligente» de los socialistas vascos, «heroísmo porque habéis aguantado, e inteligente porque habéis buscado caminos» para conseguir el final de la violencia. «Si algo he hecho para contribuir» a conseguirlo, «doy por buena toda mi vida política».

Sin mirar bajo el coche. El candidato socialista destacó que las elecciones generales del 20 de noviembre serán las «primeras que se celebren en libertad» en el País Vasco porque no existirá la amenaza de los atentados y «ya nadie tendrá que mirar debajo del coche» para ver si hay algún explosivo, como debían hacer cada día los cargos públicos vascos y sus escoltas.

Con un discurso con pinceladas de euforia contenida y de alegría con matices, Rubalcaba lamentó que la paz «llegue tarde» para las 829 víctimas de ETA, a las que se refirió una y otra vez durante su alocución. «Pensamos en las víctimas que se fueron y nos duele el corazón, y pensamos en las que no lo serán: policías, jueces, fiscales, empresarios, concejales socialistas y de otros partidos y nos ilumina el corazón», remachó.

El aspirante socialista puso mucho hincapié en restar protagonismo a la izquierda abertzale en la victoria sobre ETA. «La democracia —señaló— la conquistamos nosotros, la democracia no se funda en Euskadi cuando vienen ellos» y apostilló que los vascos vivieron «40 años con la dictadura de Franco y otros 40 años con ETA». Por ello arengó a todos los partidos democráticos a mantener la unidad durante esta nueva etapa. También se mostró convencido de que Bildu o Amaiur, las marcas electorales de la izquierda abertzale, «ni van a escribir la historia de los años del horror ni van a escribir la historia del final del horror». Pero, «si quieren venir a la democracia, sea», concluyó.