«Vaciar Riaño sería un desastre ecológico mayor que el cometido»

La nueva opción verde para el 20-N se llama Equo y Jesús Tábara, maestro, licenciado en Ciencias de la Educación y doctor por la Universidad de León, es su cabeza de lista. Conocido por su batalla contra las antenas de telefonía móvil en León, sostiene que la «verdadera sostenibilidad» implica pasar del «siempre más» al «ya está bien».

—¿Qué esperanzas alberga Equo en León, una circunscripción que históricamente es el prototipo del bipartidismo?

—Las mismas que en el resto de España: regenerar la democracia, y esto no se logrará si no somos capaces de acabar con el bipartidismo.

—¿Intentaron ir en coalición con otras fuerzas políticas minoritarias para aunar votos? En Valencia no les va a ir mal: el CIS les da un diputado.

—Equo es un partido con su propia identidad, pero a su vez representan en España al Partido Verde Europeo, del que también forma parte Iniciativa por Cataluña. En este sentido, si ambos tenemos un referente común, estamos obligados a mantener relaciones estrechas. Por otro lado también se ha llegado a un acuerdo con Compromís por Valencia. En el resto de España Equo se presenta en solitario.

—El ecologismo se ha presentado a los comicios bajo diferentes nombres a lo largo de los últimos veinte años. ¿Qué diferencia a Equo de sus antecesores?

—Nosotros, a diferencia de los anteriores partidos verdes, queremos serl modelo de un concepto que va más allá del ámbito medioambiental: es la denominada ecología política. Debemos buscar una respuesta global porque el mundo está inmerso en una triple crisis: económica, financiera y ecológica, y esto exige dar respuestas a estos tres problemas y no solo a uno de ellos.

—¿Hay en León un movimiento ecologista real más allá de acciones puntuales: plataforma antenas, cementerio antinuclear, etc.?

—Hay, efectivamente, un pequeño grupo de activistas muy preocupados por «todos» los problemas medioambientales, pero el resto de las personas solo saca su vena ecologista cuando se sienten directamente afectados.

—¿Cuál es su posición respecto al carbón leonés?

—A diferencia de otros partidos, Equo no hará electoralismo ni demagogia con el tema del carbón. Todo el mundo sabe que el tema está cerrado porque a cambio de la aprobación del Decreto de incentivos al carbón, el actual ministro de industria adquirió ante la Unión Europea el compromiso de no prolongar la vida de las explotaciones no rentables, es decir, todas.

—Si llega a ser diputado, ¿qué propuesta llevaría al Parlamento que afecte a León?

—Lucharía para que fuera reconocido el valiosísimo patrimonio natural de nuestra provincia como importante yacimiento de creación de empleo.

—¿Por qué el ecologismo no encaja en ninguna de las formaciones políticas tradicionales si todos hablan de economía sostenible?

—La sostenibilidad es un concepto políticamente «verde» del que se han adueñado los partidos grandes por puro márquetin, pues ellos saben que es incompatible su modelo de desarrollo económico con una política sostenible. La verdadera sostenibilidad implicaría pasar del «siempre más» al «ya está bien» y este paso ninguno de los partidos tradicionales lo quiere dar porque electoralmente no le resulta rentable.

—De izquierda a derecha, ¿en qué parte se sitúa Equo? ¿Más cerca de IU, PSOE, PP o del anticapitalismo?

—Equo aspira a su espacio propio. Es verdad que la mayoría de los hombres y mujeres que hoy conforman Equo provienen de la izquierda.

—¿Sabe que a Los Verdes de Berlín, que gobiernan con la democracia cristiana, se les llama ecologistas en bicicleta? ¿Tener poder puede ser peligroso?

—Depende de quién lo ejerza, pero puedo asegurar que no será nuestro caso.

—¿El pantano de Riaño se puede/debe vaciar?

—Lo correcto hubiera sido no llenarlo. Desde otro punto de vista vaciarlo supondría que el suelo, ya sin vegetación, quedaría expuesto a la erosión, lo que quizá conllevase un desastre ecológico todavía mayor que el desastre cometido.

—Hay sectores del 15-M que promueven no votar. ¿A quién beneficia esta postura?

—A los partidos mayoritarios, lo cual supone consolidar el bipartidismo.