«El talante, del que tanto se han reído, queda como huella de respeto democrático»

Tranquilo, parsimonioso y, por momentos, reiterativo en sus argumentos. Así es como se mostró José Luis Rodríguez Zapatero, que insistió una y otra vez en destacar los logros de sus gobiernos, sobre todo en política social, educación, sanidad, igualdad y violencia de género. Además de defender su forma de actuar y de ser en política.

Con esta argumentación arrancó su intervención, al asegurar que seguía con la misma idea. «Cumplo mi tarea y mandato y no tengo ningún sentimiento de nada contra nadie, sólo el respeto democrático con el que me forjé en el PSOE», aseguró Zapatero.

Una afirmación sobre la que volvió justo al final de su discurso, inmediatamente después de glosar la bonanzas del candidato, Alfredo Pérez Rubalcaba, cuando habló de tan cacareado y, a veces criticado, talante. «El talante, eso del que tanto se han reído, quedará ahí como huella del ejercicio democrático», remarcó el presidente del Gobierno, quien no dudó en señalar que ese talante servirá para las generaciones futuras.

Una forma de hacer y de entender la política que basó en el respecto a todos. «Un patrimonio de convivencia, tolerancia, pluralidad y democracia abierta y respetuosa», manifestó.

En este instante, Zapatero cargó contra el PP, del que dijo que con sus gobiernos siempre se había avanzado en la «discriminación histórica».

Por eso, el presidente del Gobierno pidió una mayoría progesista en las urnas el próximo domingo para evitar la llegada del Partido Popular al poder. Y, eso sí, recordó a los suyos que no tenían nada de qué avergonzarse, pero que trabajaran la humildad en el ejercicio de la política. «La cabeza alta, el orgullo en el corazón, humildad en la mirada. No se puede mirar por encima a nadie», finalizó un Zapatero que lanzó una apuesta clara de confianza en el futuro, en el Partido Socialista y en León.