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Una jornada no tan normal

Un votante muerto, un parado que puso su voto en venta, una joven que invitaba a cambiar urnas por papeleras y varios detenidos, entre las incidencias del domingo.

Un grupo de religiosas vota en un colegio de Santiago de Compostela al comienzo de la jornada electoral.

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efe | madrid

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La muerte de un votante de 96 años, la frustración de una embarazada que rompió aguas y el desmayo de un interventor del PSOE atendido por una edil del PP han sido algunas de las anécdotas de una jornada electoral dominada por la normalidad, pese a las lluvias.

Además, varias personas fueron detenidas en Banyoles (Gerona) y Zaragoza por realizar pintadas o dificultar la apertura de colegios electorales con silicona en las cerraduras, así como una joven de 26 años que, en la localidad valenciana de Picassent, se paseaba por dos colegios electorales con una papelera, en la que instaba a los votantes a depositar allí sus sufragios. Sin llegar a impedir el normal desarrollo de la jornada, las fuertes lluvias caídas en el litoral mediterráneo han condicionado las votaciones en lugares como Tortosa (Tarragona) y distintos puntos de Andalucía, comunidad en la que las inundaciones obligaron a reubicar un colegio electoral en el municipio granadino de Motril y habilitar un acceso alternativo a otro en Cádiz. La amenaza de la lluvia no modificó el dispositivo preparado para los comicios en la localidad murciana de Lorca, aunque las secuelas del terremoto del 11 de mayo llevó a habilitar varias carpas como sedes electorales.

En una de ellas perdió el conocimiento un interventor del PSOE, entre convulsiones, y, mientras llegaba la ambulancia, fue atendido precisamente por una interventora del PP, Saturnina Martínez, que, además de ser concejala de su partido en Lorca, es enfermera.

En Madrid, la Junta Electoral resolvió que ningún miembro de las mesas electorales podía exhibir las camisetas verdes que suelen llevar los participantes en las manifestaciones contra los ‘recortes’ de la educación pública en esta comunidad. Sí las vestían, sin embargo, varias personas presentes a la puerta del colegio electoral donde votó la presidenta de Madrid y del PP regional, Esperanza Aguirre.

Polémica fue también la iniciativa de un camarero madrileño en paro que había puesto su voto en venta desde hacía más de dos semanas con anuncios repartidos por barrios de la capital española y de Valencia y que aseguraba haber logrado su objetivo, en un colegio electoral de la madrileña Plaza de España, a cambio de 100 euros.

En todo caso, la incidencia más grave fue la muerte de un hombre de 96 años después de votar en el Centro Cultural Hortaleza de Madrid, cuando sufrió un desvanecimiento a causa de una parada cardiorrespiratoria y falleció. En cambio, no pudo cumplir su objetivo una mujer en avanzado estado de gestación que se presentó en su colegio electoral de Valladolid antes de que abriera, pero tuvo que abandonar precipitadamente el centro con destino al hospital porque había roto aguas.

En la capital alicantina, ocho vocales y un presidente de diferentes mesas no acudieron a sus puestos y en la ciudad de Toledo la policía tuvo que buscar al presidente y al suplente de una mesa porque tampoco se habían presentado.

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