«Con mi familia no me movía; aquí limpio, cocino y trabajo»

Antonio Ramos Cela es uno de los últimos inquilinos que se han incorporado al piso de vida independiente de Alfaem. Tiene 47 años y ha pasado gran parte de su vida en casa con la familia. La pasividad de la enfermedad mental que padece fue el detonante para que le buscaran un alojamiento alternativo. «En casa no me movía, tenía problemas y no hacía nada así que mi hermana me planteó que buscarámos un sitio nuevo donde vivir. Hablamos con Vanesa —coordinadora de vivienda en Alfaem— y le dije que sí». Desde que vive en este piso ubicado en el barrio de San Claudio su vida ha cambiado: «Aquí limpio, cocino, pongo la lavadora y lo que no sé se lo pregunto a León», el cuarto de los habitantes de esta casa.

De lunes a viernes está ocupado en el centro de Alfaem en San Cayetano, con trabajos manuales que mejoran su atención y su motricidad. Sabe que lo que hace es útil y se siente satisfecho. No tiene aficiones especiales —«lo que más me gusta es dormir»— y los fines de semana regresa a casa con la familia. Habitualmente participa en la oferta de ocio de Alfaem para los usuarios. El magosto berciano fue la última fiesta.

En el piso independiente la supervisión de la educadora, María García Villadangos, es mínima. Acude una vez a la semana y está disponible en el móvil por si surge alguna necesidad. En los pisos supervisados la presencia de educadores y cuidadores es diaria, aunque no continua. «Nos repartimos los trabajos, pero si un día no podemos hacer algo nos lo cambiamos», explican Toño, Maribel y Luis. Desde que Toño está en el piso independiente y acude al centro ocupacional el psiquiatra le ha reducido la medicación.