Diario de León
Publicado por
josé miguel blanco | madrid
León

Creado:

Actualizado:

Alfredo Pérez Rubalcaba se ha propuesto afrontar un nuevo reto, convertirse en el líder de un partido que atraviesa una de sus horas más bajas y quitarse la espina de la última carrera disputada, la que le ganó con holgura Mariano Rajoy.

Velocista en su juventud, no fue capaz de hacer realidad el augurio de Zapatero cuando le entregó el testigo como candidato a la Presidencia del Gobierno: «Si fuiste capaz de correr cien metros en poco más de diez segundos, eres capaz de ganar en diez meses unas elecciones».

Error de Maquiavelo. Nacido hace sesenta años en la localidad cántabra de Solares, Rubalcaba se afilió en 1974 al partido que ahora quiere liderar y enfocó sus estudios universitarios hacia la química, ciencia en la que se doctoró y sobre la que dio clases. Pero pudo más su pasión política, en la que tuvo mucho que ver la muerte de su amigo y compañero de colegio Enrique Ruano tras ser detenido por la brigada político-social del régimen de Franco.

Empezó a sumar cargos en 1985. Gesticulante, de fácil oratoria, «muy amigo de sus amigos» y celoso de su intimidad, este ex atleta que muchos creen que ha usado tácticas maquiavélicas ha sobrevivido a todo y pretende seguir haciéndolo aunque en ocasiones no ha estado en el lugar acertado, ya que sus apuestas por quienes se presentaban a las primarias en el PSOE no dieron en la diana. Apoyó a Bono y ganó Zapatero; respaldó a Joaquín Almunia y ganó Josep Borrell; se volcó con Trinidad Jiménez y salió triunfante Tomás Gómez.

Ahora es su turno. Al menos es lo que cree y por lo que va a luchar. Hijo de piloto (aunque no demasiado entusiasmado con eso de subirse a un avión), quiere ponerse a los mandos de la travesía del desierto que los socialistas tienen ante sí.

Fumando un puro, escuchando ópera o deleitándose con una canción de Joaquín Sabina, Rubalcaba ha podido con ese ritmo. La tarea que tiene ante sí no es fácil. Primero, vencer a Chacón (si da el paso) y después recuperar la química. Eso no significa, ni mucho menos, que piense en volver a su profesión de cabecera.

tracking