Los «excesos» del tribunal y el rifirrafe verbal

Minutos antes de que Garzón comenzara a declarar, la sala que le juzga rechazó por mayoría las cuestiones previas planteadas por su defensa y por la Fiscalía, que habían solicitado la nulidad de la causa mediante la aplicación de la llamada «doctrina Botín», que hubiera dado como resultado la suspensión de la vista al establecer que no se puede abrir juicio oral cuando la única que lo solicita es la acusación popular.

La sala argumentó que, «sin perjuicio de los excesos que han sido denunciados cometidos en la instrucción» de Luciano Varela, es correcta en este caso la aplicación de la denominada «doctrina Atutxa», que sí permite acusar en solitario a la acción popular si es para defender «intereses colectivos» o de «naturaleza pública», como ocurre en este caso. Asimismo, señaló que la acusación contra Varela por «orientar» a Manos Limpias en el escrito de acusación «no tiene la entidad suficiente» para anular la vista oral.

La tensión del juicio se hizo palpable con un rifirrafe verbal entre denunciantes de la asociación de la memoria histórica y el presidente de Manos Limpias, Miguel Bernard, presente en la vista como público.