Diario de León

JUICIO A BALTASAR GARZÓN

El Supremo escucha a las víctimas de Franco

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MARGARITA BATALLAS.MADRID
León

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El Tribunal Supremo escuchó ayer por primera vez el testimonio de las víctimas del franquismo. Dos ancianas relataron ante los jueces cómo acudieron a la Audiencia Nacional para recuperar los restos de sus padres, que fueron fusilados durante la dictadura franquista. El letrado del sindicato ultraderechista Manos Limpias quiso cortar estos testimonios, pero el presidente del tribunal, Carlos Granados, se mostró comprensivo y las dejó contar las tragedias que han marcado sus vidas. María Martín, de 81 años, acudió al alto tribunal vestida de negro, en zapatillas y con un andador para poder desplazarse.

A pesar de su frágil aspecto demostró la fortaleza de los que llevan toda su vida luchando para cumplir una promesa, la que le hizo a su padre en el lecho de muerte: recuperar los restos de su madre, fusilada el 21 de septiembre de 1936 junto a otros 27 hombres y dos mujeres. Ella tenía entonces seis años. Y aunque sabe dónde está enterrada su madre, no la han dejado recuperar sus restos. «Desde 1977 he intentado recuperar esos restos de mi madre, como me pidió mi padre», declaró. Y contó que acudió a Madrid para buscar justicia. «Quiero llevarla al cementerio, pero aún no lo he conseguido».

El abogado de Manos Limpias, José María Ruiz, intentó confundirla al preguntarle por las denuncias que ha presentado y el devenir del proceso judicial, pero Martín no se arrugó. «Yo lo que quiero es recoger los restos», zanjó. Y se marchó dando las gracias al tribunal después de oír a Granados explicar al abogado de la acusación: «Soy yo quien decide lo que se pregunta o no». Después, compareció Pino Sosa, de 75 años, que explicó que ha logrado reunir datos de más de 500 desaparecidos en Gran Canaria. «Se los llevaron de casa, los apalearon, los tuvieron presos, les hicieron muchas cosas, se llevaron el pan y la sal de las casas», dijo.

También contó que su madre, que cayó enferma tras estos hechos, se negó a recibir el certificado de defunción de su marido. «Vivo se lo llevaron y vivo lo reclamaba», subrayó. Y confirmó que acudió a la Audiencia a buscar justicia y que no conocía a Garzón. La sesión terminó con el testimonio del historiador Ángel Rodríguez, que contó los pormenores de su investigación sobre los crímenes del franquismo. «Descubrimos que en Galicia se habían producido violentos crímenes que estaban sin resolver», señaló. Y recordó que entre 1936 y 1939 muchas personas «fueron encarceladas, torturadas y desaparecidas».

No fue hasta 1999, tras acceder a los archivos del Ejército, cuando Rodríguez descubrió que, un año antes del golpe de Estado, los franquistas idearon un plan sistemático para «eliminar a los responsables del Gobierno legítimo de la Segunda República». «Fueron actos de genocidio», remachó. El historiador apuntó que tras el 23-F se produjo en la sociedad «la suspensión de la memoria», una situación que, a su juicio, ha cambiado en el siglo XXI. «Ahora la sociedad civil empieza a tener cierta seguridad de que se puede decir lo que pasó en el franquismo», indicó. Hoy comparecerán otros tres testigos.

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