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El contable delata a Urdangarín: el duque y Torres evadieron dinero

El juez pregunta por la infanta Cristina y por el asesor del Rey. El socio se niega a declarar.

Diego Torres y su esposa salen de los juzgados de Palma.

Publicado por
Melchor Sáiz-Pardo | palma
León

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Hasta hace unos meses era su hombre de absoluta confianza. Conocía al dedillo las cuentas del matrimonio real, hasta el punto de que se ocupaba en persona de hacer las declaraciones de Hacienda a la infanta Cristina. Pero Miguel Tejeiro ayer cantó ante al juez. El excontable de la trama Nóos consumó su traición a Iñaki Urdangarin y a Diego Torres, su cuñado, y confesó sin ambages que ambos crearon una sociedad fantasma, De Goes Center for Stakeholder Management , para sacar dinero de España, aunque negó que su intención fuera defraudar

El interrogatorio de Tejeiro fue, sin duda, el más comprometedor para la suerte del yerno del Rey, que contó con una ayuda inesperada: su otrora socio y ahora enemigo, a diferencia de otras ocasiones en las que aseguró que el duque estaba al tanto de todo lo que se movía en la Fundación Nóos, se negó a responder ante el juez José Castro. «Me acojo a mi derecho a no declarar», fueron las únicas palabras de Torres en Palma de Mallorca. También guardó silencio Ana María Tejeiro, la mujer de Torres y hermana del contable delator. El profesor y su esposa prefieren esperar a conocer la versión del duque antes de volver a declarar.

Cumplir órdenes. El asesor, mucho más locuaz que su hermana y su cuñado, con los que está enfrentado, desgranó durante más de cuatro horas las cuentas de Nóos, pero siempre con una premisa: él no era más que el dueño de una gestoría que cobraba 150 euros al mes por llevar las cuentas de las sociedades de Nóos y que, por tanto, se limitaba a seguir las órdenes de los dos socios. Analizaba exclusivamente las «grandes magnitudes» de las empresa y tenía al día los libros de contabilidad. Si hubo cruce de facturas entre las firmas de la trama para desviar dinero de la ONG sin ánimo de lucro a las empresas de Urdangarin (Aizoon) y de Torres él no sabe nada porque jamás analizaba si los papeles que le daban los dueños del instituto eran verdaderos.

Miguel Tejeiro, a quien la Fiscalía Anticorrupción apunta como cerebro de la trama para vaciar los recursos de Nóos en favor de las empresas de los dos socios, negó ese extremo y cargó las tintas sobre el envío de dinero al extranjero, en el que en principio no tiene ninguna responsabilidad. Sobre De Goes, no obstante, dijo que era una empresa absolutamente legal, ya que Belice, según su versión, no es un paraíso fiscal, pues tiene un convenio con el Reino Unido simplemente para «pagar menos impuestos».

El papel de Cristina. El gestor reconoció que fue quien presentó a los dueños de Nóos a Salvador Trinxet, el asesor en fiscalidad internacional, también imputado por haber diseñado la maquinaria de la evasión a paraísos. Según su versión, ni el duque ni Diego Torres querían lavar capitales en el extranjero, sólo buscaron un país con una fiscalidad más favorable (Belice, grava un 2%) desde el que operar para abrir mercados en Estados Unidos, Brasil o México. Una versión bien distante de la que maneja la Policía, según la cual Urdangarin y Torres habrían sacado cerca de medio millón de euros al país centroamericano desde la creación de De Goes en el 2006.

La documentación incautada apunta que buena parte de ese dinero provenía de la Fundación Deporte, Cultura e Integración Social, la ONG para niños discapacitados que el yerno del Rey creó con Torres cuando la Zarzuela le ordenó salir de Nóos.

Durante el interrogatorio de Tejeiro, el juez Castro se mostró muy incisivo con el papel de Urdangarin, incluso con el de la hija del Rey. El instructor llegó a preguntar al asesor si la infanta estaba al tanto del día a día de Nóos, extremo que Miguel Tejeiro negó. No fue esa la única pregunta referida a la Casa Real. El magistrado también se interesó por las gestiones de José Manuel Romero Moreno, conde de Fontao, el asesor de Zarzuela al que don Juan Carlos encomendó que separara a Urdangarin de Nóos. El juez, no obstante, pinchó en hueso porque Tejeiro aseguró no conocer al abogado del monarca.

Tras Miguel Tejeiro fue el turno de su hermano, Marco Antonio, administrador de varias empresas de Urdangarin y Torres, que no hizo más que confirmar punto por punto la versión del anterior. Dijo que él no era más que un empleado (jefe de administración), un hombre paja, un simple testaferro, que cumplía órdenes de los dueños de Nóos, incluido el trasiego de facturas que supuestamente sirvió para vaciar las arcas del instituto sin ánimo de lucro. Al cierre de esta crónica estaba a la espera de declarar Salvador Trinxet, cuyo interrogatorio podría alargarse hasta primeras horas de la noche o posponerse.

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