El PSOE andaluz tapona sus heridas hasta el 26 de marzo, tras las elecciones
La dirección regional y los críticos cierran en falso la crisis para dar imagen de unidad.
Los socialistas andaluces escenificaron el miércoles una tregua forzada por las próximas elecciones autonómicas del 25 de marzo tras semanas de enfrentamiento. Con todas las encuestas en contra, una tasa de paro galopante y el escándalo de los ERE pendiendo sobre ellos, en vez de centrarse en la inminente campaña electoral el PSOE-A decidió embarcarse en una guerra fraticida que alguno ha llegado a definir como una pelea por el «control de los escombros», lo que evidencia que muchos han dado ya la batalla por perdida en la comunidad.
Tras el espectáculo de enfrentamientos por una u otra candidatura en el Congreso Federal, dimisiones —concretadas o solo como amenaza— y presiones, la aprobación de las listas al Parlamento andaluz después de intensas negociaciones y llamadas de atención desde Madrid han permitido, ahora sí, recomponer una imagen ficticia de unidad. Pero nadie duda que los cuchillos se han envainado solo por un tiempo, y que saldrán a relucir de nuevo a partir del 26 de marzo, al día siguiente de las elecciones.
1397124194 El origen. La marejada en el socialismo andaluz va más allá de la predilección mostrada hace dos semanas por Alfredo Pérez Rubalcaba o por Carme Chacón para la secretaria general del PSOE. Encuentra su origen en el terremoto que se desató con la marcha del anterior presidente autonómico y líder del partido, Manuel Chaves, en la primavera del 2009.
En aquellas fechas se empezaba ya a hablar de desgaste, pero pese al descenso de votos en las autonómicas del 2008, la más leve insinuación sobre el debate sucesorio era capaz de provocar taquicardias en el aparato.
Detrás de su nombramiento como vicepresidente del Gobierno y su reemplazo por José Antonio Griñán, uno de los pesos pesados de su Ejecutivo, de su misma edad, pero sin poder orgánico, muchos socialistas vieron en la marcha de Chaves una forma de garantizar una transición tranquila hasta que el congreso regional eligiera un nuevo líder.
Sin embargo, los pronósticos fallaron. Griñán proclamó su célebre «el líder del PSOE-A soy yo», y rompió la tranquilidad y forzó un congreso regional en febrero del 2010 para, siguiendo el modelo de su predecesor, evitar molestas bicefalias entre el partido y la Junta de Andalucía.
1397124194 Heridas sin cerrar. Aquel fue el origen de todos los conflictos que se sucedieron a velocidad de vértigo y sin cerrar heridas, salvo de forma ficticia. En mitad de ese panorama, el escándalo de los ERE alcanzó la línea de flotación del PSOE de Sevilla, aunque la instrucción trata de apuntar más arriba, y el batacazo en las municipales desató los rumores sobre si Griñán adelantaría las elecciones y, sobre todo, si alcanzaría a ser candidato.
La incógnita quedó resuelta, y Griñán concurrirá en marzo a sus primeras elecciones con un liderazgo muy debilitado.