Diario de León

La Audiencia Nacional condena a 23 años a los etarras que mutilaron a Landaburu

?. La sentencia concluye que «sólo la fortuna evitó la muerte» del periodista con un libro-bomba .

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mateo balín | madrid
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La Audiencia Nacional condenó ayer a 23 años de prisión a los dos etarras que, con la ayuda de un tercero, enviaron un libro-bomba al periodista Gorka Landaburu en mayo del 2001, por el que sufrió la amputación total de un dedo de la mano y heridas de gravedad en el rostro.

El tribunal consideró que los dos inculpados, Oskarbi Jauregui y Xavier Macazaga, miembros del comando ‘Burutza’, cometieron tentativa de asesinato y tenencia y transporte de explosivos y les obligaron a pagar 600.000 euros a Landáburu por los daños físicos causados.

Los dos etarras y su compañera Ainhoa Mugica hicieron un seguimiento al periodista, de sus costumbres y su domicilio, hasta el punto que el 14 de mayo del 2001 entraron en su portal y dejaron el libro-bomba en su buzón, con un logotipo de una publicación que Landaburu recibía con asiduidad y que contenía entre 50 y 100 gramos de explosivo.

1397124194 Cinco operaciones. Ni el escolta ni el periodista se percataron, y un día después éste abrió el envió postal en su despacho y se produjo la explosión, que le produjo la amputación total del dedo pulgar de la mano derecha, parcial del índice, heridas en los dedos de la mano izquierda y lesiones en cara, abdomen y traumatismo ocular. La víctima tuvo que ser operada en cinco ocasiones.

La sentencia subraya que «sólo la fortuna, totalmente ajena a la voluntad de los acusados, evitó» su muerte, ya que si hubiera estado «más sentado que de pie» la carga era lo suficientemente mortífera para haberle llegado a la cabeza.

La base probatoria de la condena fue una carta escrita por Oskarbi Jauregui en la que citaba la orden expresa de matar a Landaburu, hallada en un piso en Francia, y un folio encontrado en una casa de Zizurkil (Gipuzkoa) con datos sobre el seguimiento al periodista. También recoge los testimonios que varios peritos ofrecieron durante el juicio celebrado el pasado 5 de febrero en el que aseguraron que la carga era suficiente para matarlo, ya que «si hubiera estado más sentado que de pie, le hubiera llegado a la cabeza».

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