Los argumentos de Asturias que ya no tienen razón de ser
La necesidad de construir la línea de alta tensión Sama-Velilla estuvo en su día directamente relacionada con el macroproyecto del socialista Vicente Areces de convertir a Asturias en un gran polo energético. Planteó entonces la construcción de una planta regasificadora en el puerto del Musel, en Gijón (que ahora la CNE aconseja paralizar porque ni siquiera las que están ya en funcionamiento tienen un rendimiento elevado); así como cinco nuevas centrales de gas natural, con diez grupos de generación, que utilizarían el gas que llegase por mar.
Para dar salida a esta gran producción energética se requería la construcción de tres autopistas eléctricas: una que comunicara con la red hacia Galicia (actualmente en construcción), otra que conectara con Cantabria (la Soto-Penagos, que entró en funcionamiento hasta ahora justo un año), y la Sama-Velilla, la salida sur de la electricidad asturiana.
La construcción de las centrales térmicas se quedó simplemente en proyecto sobre el papel, pero la regasificadora del Musel ha seguido adelante con una multimillonaria inversión. La existencia de las otras seis regasificadoras (las dos más cercanas en Ferrol y Bilbao) y la entrada en funcionamento del gasoducto del Medgaz hacen prácticamente inservible esta infraestructura en el momento actual.
En cualquier caso, Asturias ha reforzado ya su conexión eléctrica por Galicia y por Cantabira. Por el sur, en la práctica Sama está conectada con Velilla a través de las dos líneas de alta tensión que la comunican con La Robla. Una nueva línea que hace un recorrido paralelo a estos trazados es ahora «totalmente innecesaria», según Lago.