El agua, hilo vital para crear sociedad
Sociedad sostenible, comunidad y agua son términos muy presentes en este proyecto que el estudio Interurbano, que codirige el leonés Raúl Alonso, extiende como filosofía, o al menos eso intentan, al resto de sus proyectos. En este caso, en un área urbana en el que predominan las favelas, y en donde viven unas 4.000 personas, el agua, su respeto y su aprovechamiento, era una obligación. De hecho, Raúl Alonso afirma que esta historia tendría un buen título: Todo comenzó en el agua.
«Así podría comenzar una historia sobre la aparición de la vida en la Tierra —tal y como hoy la conocemos—, y así comienza este proyecto, que no pretende otra cosa que revitalizar, dar vida, a una zona deprimida en todos sus sentidos», remarca Alonso.
A partir de esta idea base, en la que el agua es un recurso imprescindible, en el caso de este barrio de Sao Paulo se convierte en una necesidad y una posibilidad a encontrar. De hecho, «si hoy el agua es un recurso a cuidar con esmero, más lo es en barrios como este, sin ningún tipo de instalación de abastecimiento o de saneamiento», asegura el arquitecto.
El agua es sinónimo de vida, pero en malas condiciones, lo es de muerte y enfermedad, por eso no tiene sentido pensar en arquitectura sin tener antes en cuenta esta situación. Tirando del hilo del estudio del agua, de las cuencas, de las zonas de escorrentía, de las permeabilidades… aparecieron las pistas para tomar el resto de decisiones…», también reflexiona al respecto.
Contenedores reutilizados
Algunos puntos llamativos de este proyecto de recuperación de un barrio de favelas consiste en el grado de compromiso con la sostenibilidad de la propia acción. Todo esto lleva a decisiones que suponen riesgo, pero, como ocurre en este caso, seguro que contribuyeron a que fuera el proyecto elegido en el Concurso Renova SP para recibir el encargo de rehabilitar un barrio de favelas en la zona de Cordeiro, en Sao Paulo, Brasil.
De esta manera, las nuevas edificaciones propuestas contienen tanto orginalidad como invocación. El propio Raúl Alonso lo cuenta: «Buscando una ciudad con mayor grado de sostenibilidad —ambiental, social y económica—, menos dispersa, con alturas de entre 4 y 6 plantas, desde el respeto a lo existente y a las opiniones de sus habitantes, promoviendo amplios procesos de participación en las decisiones, con una filosofía constructiva de bajo impacto que se sustenta sobre tres pilares básicos, los contenedores marítimos reutilizados de 20 y 40 pies como estructura principal, transportados 66 km desde el puerto de Santos, el más grande de Brasil, los gaviones reutilizados de obras de infraestructuras realizadas en la ciudad, equilibrando con su inercia térmica las cambiantes condiciones climáticas diarias de la zona», relata para dar una idea de la complejidad e interés de este proyecto.
A efectos visuales, pero dentro de la idea general del proyecto, hay que destacar las fachadas vegetales: «Serán fachadas vegetales con plantas trepadoras de hoja caduca, que refrescarán y protegerán del sol las paredes en verano y permitirán el calentamiento de los gaviones en invierno, siendo baratas, de rápido crecimiento y autosuficientes en cuanto a riego en un clima tan húmedo».