España rebaja la tensión a la espera de que Argentina mueva ficha con Repsol
La crisis, pendiente de la reunión de Fernández con los partidarios de la expropiación.
Grafiti contra la empresa española Repsol en un edificio de Buenos Aires.
La escalada diplomática entre España y Argentina por el control de la petrolera Repsol-YPF dio paso ayer a la expectación y a la calma tensa, en una aparente tregua que podría preceder a otra tormenta. Mientras en Madrid el ministro Industria, José Manuel Soria, aseguraba que la crisis está «encauzada», en Buenos Aires la bajada de tono se vive como algo transitorio ante la posibilidad de que la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, vuelva a la carga la semana próxima a su regreso de Cartagena de Indias, donde asiste a la Cumbre de las Américas.
«En las últimas 48 horas parece que las cosas se encauzan y esperemos que siga siendo así», aseguró Soria sobre el envite lanzado por el Ejecutivo argentino, que esta semana filtró un borrador de decreto para nacionalizar YPF, la filial en el país suramericano de la petrolera española.
El ministro de Industria pronunció esas palabras menos de 24 horas después de que la número dos del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y el ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, respondieran al desafío de Fernández de Kirchner con una contundencia inusitada y amenazaran al embajador argentino en Madrid, Carlos Bettini, con tomar y promover «medidas» a escala internacional en perjuicio de los intereses del país suramericano, incluidas las exportaciones argentinas de carne y soja.
Fuga de inversores
En Argentina el nuevo embajador de España, Román Oyarzun, ha intensificado los contactos con empresarios y representantes diplomáticos europeos. El tema es siempre el mismo: el nuevo escenario de inseguridad jurídica que se abriría para los inversores extranjeros en caso de que Fernández de Kirchner llevara a término su plan.
Buenos Aires guarda silencio, mientras crece la expectación a la espera de la nueva reunión que mantendrá Fernández de Kirchner con los gobernadores de las provincias petroleras para delinear una estrategia para devolver al Estado el control de la firma. No será fácil poner de acuerdo a todos los interesados. La ‘tarta’ de los beneficios es tan jugosa –sobre todo desde el descubrimiento de enormes yacimientos en el área de Vaca Muerta– que algunos gobernadores porque aspiran a influir en la gestión de YPF en caso de expropiación.