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mateo balín | madrid
León

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En el argot cinegético cazar los cinco grandes es a la tauromaquia cortar las orejas y el rabo. Preciadas piezas para los cazadores de todo el mundo que pagan un dineral para viajar a la selva africana en busca de los máximos trofeos: elefantes, búfalos, leones, leopardos y rinocerontes.

Empresas como la de Jeff Rann, el broker de caza que aparece en una foto junto al Rey en Bostuana en el 2006 con un paquidermo abatido a sus espaldas, se ocupa de organizar el safari. Runn sacia la adrenalina de sus clientes en las mejores fincas del delta del Okavango, al norte del país, residencias de lujo y los mejores cazadores de la zona para que no falle nada.

Una estancia de unos 12 días en uno de estos campamentos con licencia para abatir un elefante, la pieza más codiciada, supera los 37.000 euros (algo más de seis millones de pesetas). La caza de un leopardo o de un león puede llegar a 36.000, la del búfalo 23.000 y de ahí se baja a 10.000 en función del animal.

En el caso de Jeff Rann, amigo del Rey, se presenta como un avezado cazador profesional que emprendió su carrera en 1977, tras completar un aprendizaje de tres años con Zambia Safaris. Una especie de broker de caza, un tipo que empezó desde abajo y acabó convirtiéndose en el dueño de safaris, alquila las mejores fincas y dispone del mejor personal.

No se conoce si don Juan Carlos se encontraba en un campamento de Rann cuando se rompió la cadera pero la amistad por la caza viene de lejos, ya que éste colgó una foto junto al monarca en su página de Internet.

«No es habitual que brokers como Rann hagan safaris con sus clientes, pero en el caso del Rey es lógico que le acompañe».