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El Gobierno se enroca en la defensa de los recortes frente al rechazo general

Rubalcaba tilda de «xenófoba» la exclusión sanitaria de inmigrantes irregulares.

El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, durante su intervención en el Congreso.

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alfonso torices | madrid
León

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El Gobierno defendió ayer a capa y espada los recortes del gasto y las medidas extraordinarias que incluye su proyecto de Presupuestos para 2012, como la amnistía fiscal, porque considera que «no hay alternativa» a su política de austeridad extrema si se quiere recuperar la confianza de los mercados y salvar lo esencial del estado de bienestar. Ese es, dijo el ministro de Hacienda, «el camino más corto para atajar la crisis».

Las horas de explicaciones de Cristóbal Montoro desde la tribuna del Congreso no convencieron a ninguno de los grupos parlamentarios, que reiteraron su rechazo a unas cuentas obsesionadas con el cumplimiento del objetivo de déficit público marcado por la UE y que meten la tijera en educación, infraestructuras o investigación, principalmente, justo las áreas que la oposición piensa que podrían sacar a España de la recesión. El diagnóstico general es que traerán más retroceso y más paro.

Las apelaciones del ministro de Hacienda a «la responsabilidad» y a cerrar filas con el Gobierno para «tranquilizar a quienes nos observan» cayeron en tierra yerma. Volvió a fallar en su intento de lograr la complicidad de CiU, el único grupo con el que hasta ahora había podido pactar reformas económicas, por lo que abandonó el hemiciclo resignado a que hoy tendrá que rechazar en solitario las diez enmiendas de devolución de los Presupuestos al Gobierno, presentadas por la oposición.

Montoro admitió que los recortes que exigen las cuentas no son «nada amables», pero aseguró que no ha tenido más remedio que impulsar estas drásticas medidas por la «gestión irresponsable» del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, que llevó España «al límite», dejó el déficit público en el 8,5%, en vez de en el 6% anunciado, y legó a Mariano Rajoy «la herencia más grave de la historia reciente». El ministro, pese a las críticas generales, avisó de que el cumplimiento del objetivo del 5,3% de déficit es «irrenunciable».

De hecho, la herencia recibida centró el tenso debate entre Montoro y Alfredo Pérez Rubalcaba, quienes se acusaron mutuamente de «engañar» con este asunto. El titular de Hacienda insistió en que Zapatero mintió a Rajoy durante el traspaso de poderes al ocultarle la desviación del déficit de 2011 hasta más de 8% cuando los técnicos del Ejecutivo ya lo pronosticaban. El líder de la oposición respondió que es Montoro quien miente porque el anterior presidente les contó las cifras que había en diciembre y solo en febrero se conoció la desviación, causada fundamentalmente por la caída de ingresos en las autonomías.

Rubalcaba, en un discurso duro, señaló que la herencia socialista no es más que la excusa del Gobierno para hacer los recortes ideológicos «que quiere», obsesionado por la reducción del déficit.

El líder socialista, que prometió que su partido nunca cobrará a los pensionistas por los medicamentos, calificó los recortes en Educación de «inaceptables» y aseguró que dejar a los inmigrantes irregulares sin sanidad es «xenófobo», al tiempo que defendió que sí hay otra política económica posible sin tomar estas medidas. En su opinión, la amnistía fiscal que pondrán en marcha los Presupuestos es «inmoral» y exigió al Gobierno que haga pública la lista de beneficiarios.

Rubalcaba, pese a que debatía con Montoro, en todo momento se dirigió a Rajoy.