RESULTARON HERIDAS SIETE PERSONAS
Piden 675 años para los etarras que atentaron contra la casa-cuartel de Calahorra en 2008
Goikoetxea, Martitegi y Gutiérrez se sentarán en el banquillo por secuestrar a una pareja y volar las dependencias de la Guardia Civil.
El fiscal de la Audiencia Nacional Carlos Bautista solicita 675 años de cárcel para los etarras Arkaitz Goikoetxea Basabe, 'Dulantzi'; Jurdan Martitegi Lizaso, 'Arlas'; e Iñigo Gutiérrez Carrillo por el atentado contra la casa-cuartel de Calahorra que ETA perpetró el 14 de febrero de 2008 y en el que resultaron heridas siete personas, entre ellas dos agentes de la Guardia Civil.
En su escrito provisional de acusación, al que ha tenido acceso Europa Press, el representante del Ministerio Público imputa a los procesados 33 delitos de asesinato terrorista en grado de tentativa, en relación con el número de personas que se encontraban en las dependencias del instituto armado cuando se produjo la explosión.
También atribuye a los terroristas los delitos de estragos terroristas, tenencia de explosivos y robo de uso de vehículos, así como la detención ilegal de dos personas a las que sustrajeron su vehículo en el alto de Herrera (Álava), para cargarlo después de explosivos y hacerlo estallar a las puertas del cuartel, situado en la calle General Gallarza de Calahorra.
Goikoetxea y Martitegi formaron en febrero de 2007 un 'comando' denominado 'Askatasun Haizea' junto al tercer acusado y Asier Borrero Toribio. Los etarras prepararon el artefacto explosivo, compuesto de dos barriles de cerveza de unos 50 litros cada uno, en una vivienda de la urbanización El Carrizal de Ezcaray (La Rioja), y secuestraron después a una pareja que se disponía a hacer senderismo por los alrededores del alto de Herrera (Álava).
Aviso a la DYA
Tras encañonarlos y maniatar a los dos ocupantes, los integrantes del 'comando' cargaron los bidones en el vehículo, que Martitegi trasladó hasta Calahorra mientras Gutiérrez hacía las funciones de lanzadera.
Goikoetxea, que realizó una llamada de alerta a la asociación de ayuda en carretera DYA, se encargó de custodiar junto a Borrero a los senderistas, que fueron liberados veinte minutos después de que explotara el coche-bomba.
La explosión causó daños que fueron cuantificados en 4,71 millones de euros en los edificios colindantes y en 264.907 en los vehículos que estaban situados junto a la casa-cuartel.