Bueno, bilingüe y de barrio
El perfil escolar del Padre Manjón refleja la realidad de un distrito con mayoría de población gitana .
Una pareja se dirige a casa tras recoger a su hijo el pasado viernes en el centro educativo.
El Padre Manjón es el único colegio público de León con enseñanza bilingüe en francés. Dotar a este centro con esta característica única fue una decisión que se tomó para atraer diversidad entre el alumnado, puesto que las instalaciones se encuentran en un distrito deprimido. Los objetivos se han conseguido, aunque sólo en parte. Es cierto que el nivel de enseñanza en este centro público goza de buena fama, pero no se ha conseguido la pretendida pluralidad del alumnado, mayoritariamente de etnia gitana. Esta circunstancia es sólo el reflejo de la realidad que gravita sobre el nuevo barrio de Armunia, donde se encuentra la mayor colonia de familias gitanas de toda la ciudad.
Todas los días a las dos de la tarde emerge en el patio del colegio el griterío de los chavales saliendo de clase. Muchos de ellos enseguida le cargan la mochila al adulto que les va a buscar, pero hay otros que, aunque pequeños, se dirigen solos a sus casas con la tranquilidad de vivir en un barrio de confianza. La calle San Juan Bosco donde se encuentra el Padre Manjón está salpicada por un urbanismo desigual y por un evidente abandono que se aprecia en algún edificio ruinoso y espacios verdes desolados. La convivencia es buena entre los aproximadamente 125 niños y niñas matriculados en el centro, de los que una treintena son payos.
Este desequilibrio parece irremediable para la Dirección Provincial de Educación, a juzgar por la falta de planificación que está permitiendo el fracaso de su plan de integración del alumnado. La administración educativa obliga a escolarizar a los niños y niñas gitanos en diferentes centros de la ciudad para promover la diversidad en la escuela. Pero la mayoría de ellos vuelven a matricularse en el centro del barrio el siguiente curso y legalmente no se puede denegar la solicitud hasta que se completen las plazas del colegio, y en el Padre Manjón no se cubren nunca porque no hay demanda de alumnos. Por esta razón, entre siete y ocho estudiantes de cada diez son de etnia gitana.
Promover la supresión de las clases para aquellos que van más retrasados empañaría la trayectoria de un colegio que lleva catorce años luchando por la igualdad de oportunidades de todos sus alumnos y alumnas.