El ex presidente balear se presenta como una víctima de Urdangarin

Jaume Matas se ve como una víctima de Iñaki Urdangarin y no como la persona que le abrió las puertas de las Islas Baleares para que el Instituto Nóos hiciera sus mayores negocios a costa del dinero público. Como estaba previsto, el ex presidente se negó a declarar ante el magistrado José Castro para evitar las preguntas más espinosas sobre los contratos que dieron 2,3 millones de euros en 2005 y 2006 al duque de Palma y a su socio, Diego Torres. Pero al mismo tiempo, Matas presentó en el juzgado un escrito en el que culpa al yerno del Rey de haberle embaucado y traicionado al usar su posición dentro de la Familia Real para conseguir un dinero que, al final, no era ni mucho menos para una organización sin ánimo de lucro.

Matas contrarresta su silencio ante el juez con apenas dos folios de una muy medida declaración, que en realidad es una nueva carga de profundidad para Urdangarin, al que ningún imputado a esta altura de proceso está dispuesto a salvar la cara. El ex jefe del Ejecutivo balear arguye que cayó en sus redes porque el «Instituto Nóos se presentó para la celebración de los Forum Illes Balears como una fundación sin ánimo de lucro» que, además, era una institución «cuya presidencia ostentaba el duque de Palma, esposo de la infanta Cristina, ambos vinculados estrechamente a las Islas Baleares».

Un nombre, el de Urdangarin, que según Matas «suponía la mejor garantía para confiar en el buen fin de los eventos realizados con su intervención o su mediación». «En aquel momento -explica el ex presidente- nadie podía tener la menor sospecha de que los responsables del instituto se proponían llevar a cabo actuaciones irregulares en el manejo de los fondos obtenidos de las administraciones públicas». Y es ahí cuando el principal acusado del caso Palma Arena carga las tintas y apunta a la supuesta felonía del marido de Cristina de Borbón porque «de confirmarse (esas irregularidades) sería una gravísima deslealtad con quienes confiaron en todo momento en su honorabilidad y probidad».

Matas aprovecha asimismo su calculada declaración por escrito para exculparse y defender que jamás incurrió en irregularidad alguna en las adjudicaciones que su Gobierno dio a Nóos, la organización de los dos Forum y el cambio de patrocinio del equipo ciclista Banesto. Afirma que su «actuación» en relación al instituto que presidía Urdangarin se «ajustó en todo momento a la legalidad» y que «jamás» dio «orden alguna» que «implicara una vulneración del ordenamiento jurídico en materia de contratación». Tacha igualmente de «radicalmente falso» que las adjudicaciones a dedo, sin que se pudiera justificar la urgencia para eludir el concurso público, fueran ilegales.

Matas, para defender la tesis de que todo fue con «luz y taquígrafos» y que nadie denunció entonces prácticas irregulares, pide al juzgado, en otro escrito, que requiera a la Sindicatura de Cuentas de Baleares y a otros organismos copia de sus archivos y expedientes sobre aquellos contratos ahora bajo sospecha.

La decisión de Matas de no declarar, y de explicarse solo por escrito y sin preguntas, era esperada por Anticorrupción.