Carbón y mineros, diagnóstico: asesinados
Opinión | Juan CArlos Lorenzana (Zana)
MINERO
Los pueblos se hacen y se deshacen dejando impresos testimonios. Quizás, en la magnitud de la historia, no haya habido ningún pueblo que, como el minero, haya dejado inscritos tantos testimonios, de tanto calado y de tanto valor. Si a algún pueblo se le puede decir aquello de: «nada os han regalado», ese pueblo somos nosotros, los mineros.
Es cierto que caímos derrotados muchas veces, pero sabemos que no hay victoria que no se haya germinado gracias a las semillas de muchas derrotas... y sin embargo... Todo parece olvidado. La creencia de la inevitabilidad, ese cancerígeno sermón dirigido por el Partido Popular, al que no debemos olvidar representa el alcalde de La Pola de Gordón, ha calado hasta el tuétano. Ese sermón, adoctrinador y anestésico, que, como en épocas decimonónicas, siempre antecede a la sentencia de muerte.
No solo han dado orden de asesinar al sector carbonífero nacional, orden dada por Rajoy, incluso se permiten la desfachatez de rasgarse las vestiduras en las comarcas, de levantar el dedo de forma timorata (y local, sembrando ahí otro cáncer, el de la desunión). ¿Defienden el carbón?, ¿defienden el sector del carbón nacional como sector estratégico? Reclamen que su partido libere las partidas presupuestarias robadas a los Fondos Miner, robadas por su partido a todos los mineros y a todas las comarcas mineras.
Déjense de hipocresía, déjense de mentir. Señor alcalde de La Pola de Gordón exija, ¡exija!, la cabeza política de quien asesina a su pueblo, y si no, manténgase callado, no olvide que el abuso de la hipocresía suele terminar desbordando los pozos más anchos y profundos. ¿Quiere que le creamos? pues deje usted de mentirnos, deje usted de utilizarnos para promocionarse internamente, sea usted un «mugwump», aunque dudo que siquiera sepa usted lo que esto significa.
Es momento de unidad. De estar todos los que de verdad queremos salvar el sector a una bajo las órdenes de los sindicatos. Es momento de estar vigilantes para ver quién, y sobre todo por qué potencia la desunión, la duda, los reproches. Es momento de que cada uno desde su ámbito de influencia, desde su espacio cercano, aporte, sume, siembre. Es el momento de que todos los mineros le digamos al PP que si no libera las partidas presupuestarias, si no elabora un plan de futuro, claro y negociado, si no defiende el carbón nacional, entonces no queremos oír sus mentiras. No queremos más disculpas.
Cientos de veces he mantenido que ninguna batalla se gana sin reconocer al enemigo. Sin dotarle de una cara, de un nombre, de una bandera. El enemigo de los mineros es el PP, por mucho que bajo la piel de gaviota quieran ocultar al buitre.
Nosotros lo sabemos, harían bien los dirigentes locales y provinciales del PP en no olvidarlo.