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LEÓN LUCHA POR LA MINERÍA. Los ocho de Santa Cruz

Menú minero de plato caliente

Los ocho encerrados piden un potaje al día para combatir la humedad de la mina.

Alejandro, el hijo mayor de Primitivo Basalo, le envió una camiseta a su padre encerrado.

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A. Calvo | ponferrada
Ponferrada

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Los ocho de Santa Cruz están empezando a acostumbrarse a dormir en el interior de la mina. La humedad es la invitada más ingrata para todos y por eso, luchan contra ella tanto como contra los recortes de las ayudas del Gobierno. El espacio que han habilitado para poder resistir en él por un tiempo indefinido comienza a coger forma. Ya están todos los sacos, desde Páramo del Sil les han enviado colchonetas y, partir de ahora, ya tienen garantizada una comida caliente al día gracias a la solidaridad de los comerciantes de Matarrosa, de Bembibre y a todas las mujeres de los miembros del comité de empresa. Sus compañeros han organizado los turnos para distribuir los menús y los cocineros para evitar que se desperdicie comida.

El presidente del comité de empresa del grupo Santa Cruz de Uminsa, Enrique Gómez, destacó esta petición de sus compañeros, a los que visitó ayer por la tarde tras el corte de la A-6. «Quieren al menos una comida caliente al día para poder templar el cuerpo y combatir la humedad», aseguró. Esa humedad, que también impide que la ropa interior de los encerrados, la que ellos mismos lavan en el interior de la mina, les siente bien cuando se la ponen. Por este motivo, han pedido nuevas «mudas».

«Estamos teniendo el mismo apoyo que en el 2010 a pesar de los tiempos que corren», comentó el presidente del comité de empresa ante la solidaridad recibida desde los pueblos cercanos.

Segundo Porto Giráldez, José Antonio Pérez Molina, José Pérez Castillo, Víctor Manuel Almeida, José Araújo Rodríguez, Eduardo González, Primitivo Basalo y Alfredo González son los ocho de Santa Cruz y hoy ya se enfrentan a su cuarto día de encierro. Por el telefonillo hablan con sus mujeres y sus familiares, que ya no se separan de la bocamina, por la mañana y por la tarde.

«Ellos dicen que están bien, que están animados. Llevan sólo unos días de encierro», apuntó la mujer de Primitivo Basalo, Blanca Fernández. Ayer su hijo mayor se acercó con ella a la bocamina con el objetivo de enviarle a su padre una camiseta con un mensaje de apoyo clarísimo: «¿Queréis pan? ¿Queréis vino? No, queremos al ministro aquí metido. ¡Ánimo mineros! ¡Ánimo papá! TKM». Con ellos, los vecinos de Matarrosa, las mujeres de mineros y cada vez más personas que quieren mostrar su apoyo a los encerrados. Ayer a media tarde, medio centenar se congregaron en la bocamina para sumarse al rechazo contra las medidas emprendidas desde el Gobierno.

Entretener la mente es otro de los retos que deberán superar los mineros cada día. Por este motivo, sus mujeres les han enviado un parchís y un dominó. Los que peor lo llevan, los fumadores, que a su encierro a tres kilómetros de la bocamina suman el mono y la ansiedad por el tabaco.