El oro, valor refugio de delincuentes
Interior activa un plan para frenar la receptación, el blanqueo y el fraude de los metales preciosos, delitos en alza por la crisis y la desconfianza hacia el euro.
Voz de alerta del Ministerio del Interior a todas la jefaturas de Policía: la crisis económica y la desconfianza en el futuro del euro han convertido al oro y otros metales preciosos —especialmente el platino— en valor refugio de los inversores y de los ciudadanos más precavidos… pero también de los delincuentes, desde el pequeño ladrón, al atracador de bancos, pasando por los peristas o las grandes organizaciones criminales dedicadas al blanqueo de dinero.
La inquietud por este «repunte» de la delincuencia áurea ha llegado hasta tal punto de que la Dirección General de la Policía ha elaborado un detallado programa para intentar poner coto a la «creciente» criminalidad ligada a este renacido mercado ilegal.
El denominado Plan Operativo Funcional Oro (Pofo) ha comenzado a distribuirse en los últimos días en todas las provincias españolas, incluidas las comunidades que tienen transferencias las competencias en seguridad. En ese documento de 14 páginas, el departamento que dirige Jorge Fernández no desvela cifras exactas del incremento de la criminalidad ligada al tráfico del oro —entre otras cosas porque el fenómeno es reciente—, pero Interior tampoco se anda con paños calientes y reconoce abiertamente la gravedad de la situación y las oscuras perspectivas de que esta delincuencia siga ganando terreno conforme se asienta la recesión.
Más robos por la crisis
«El análisis de la situación actual indica que la crisis económica por la que estamos atravesando ha supuesto un notable aumento en el número de robos en viviendas y un mayor volumen de tráfico de piezas de este tipo», admite sin ambages la Policía, que se muestra especialmente preocupada por el caldo de cultivo que la recesión está creando en España, donde proliferan las casas de empeño o compra venta de joyas y metales. Interior aclara que la inmensa mayoría de este «entorno comercial» es perfectamente legal. No obstante, afirma que algunos de estos negocios, que no cumplen con las estrictas normas de control para evitar la receptación, están en el origen de toda la cadena delictiva del oro: robo, receptación, blanqueo y fraude fiscal.
La Dirección General de la Policía lo tiene claro, yendo contra los comerciantes que se enriquecen con los delitos bajará la delincuencia. «Es fundamental reducir la actividad ilícita generada en el entorno de la compraventa de metales preciosos» porque «las infracciones administrativas realizadas en estos comercios han aumentado considerablemente (a cuenta de la crisis), lo que favorece la comisión de otras infracciones de tipo penal», como robos en la calle a la caza de las joyas del transeúnte, asaltos a domicilios a la búsqueda del oro de la familia, o atracos en joyerías.
Inspecciones
El operativo es exhaustivo: todas las unidades implicadas y provincias tendrán que haber aumentado en breve en un 10% la «actividad inspectora» en los comercios de compra y venta de oro, el «refuerzo de presencia policial» en el exterior de esos locales, las investigaciones relacionadas con el «comercio y la fundición» de metales preciosos o el número de detenidos por receptación, blanqueo o fraude. Interior, muy preocupado por este asunto, va a poner la lupa sobre todas las jefaturas, que cada tres meses tendrán que ofrecer balances a la Dirección General de la Policía.