Respeto para un sector que no quiere morir
Opinión | PEDRO MONASTERIO
concejal de fabero y ex secretario regional de la Federación Minerometalúrgica de CC.OO.
Los mineros y las personas que vivimos en las cuencas mineras nos merecemos el respeto y el cumplimiento de los acuerdos por parte del Gobierno de turno, a los que se llega casi siempre a través de largas luchas y jornadas de huelga, con pérdida de salarios por parte de los mineros. Eso es lo que ocurre en estos días, en los que se está incumplimiento el Plan del Carbón y Desarrollo Alternativo de las Comarcas Mineras 2006-2012, firmado por el Gobierno de España, la patronal Carbunion y las federaciones mineras de CC.OO. y UGT. Acuerdo que cuantifica claramente las cantidades destinadas a formación y becas, a la seguridad minera, a los proyectos empresariales, a las infraestructuras y a las ayudas al funcionamiento.
Son estos mineros que llevan más de veinte días encerrados en el pozo de Santa Cruz, los mineros que son perseguidos a palos y detenidos por los antidisturbios como delincuentes cuando sólo defienden el derecho a seguir trabajando en la mina, a seguir ganándose la vida de una manera más que digna. Estos mineros son los que exigen al Gobierno del Partido Popular que cumpla los acuerdos firmados. Un Gobierno que no cumple los acuerdos pactados y que engaña a los mineros y a las cuencas mineras, cosa que ocurrió cuando antes de las elecciones generales de noviembre pasado prometía defender la minería y las comarcas mineras; incluso el presidente don Mariano Rajoy decía ser algo leonés. Sólo seis meses después de aquellas falsas promesas, reducen en un 65% las ayudas al funcionamiento, lo que conlleva la muerte del sector y la desaparición de los pueblos mineros. Un Gobierno que no cumple el contrato electoral con el que se presenta y gana las elecciones no se merece ninguna credibilidad y sólo se merece la reprobación de todos los ciudadanos.
Este Gobierno del Partido Popular tiene claro que su política energética no pasa por el mantenimiento del carbón nacional y para ello no duda en llevar a su desaparición y la de los mineros, junto con la desertización y desaparición de las comarcas mineras y por supuesto al empobrecimiento de Castilla y León, y especialmente de las provincias de León y Palencia. Provincias que ya han sido suficientemente castigadas por una reconversión brutal que empezó con la primera orden ministerial de octubre de 1990, llevándose miles de puestos de trabajo de las cuencas mineras, que a pesar de todas las promesas políticas y los distintos planes de reconversión para restituir aquellos puestos de trabajo que se perdían en la mina, nunca se han cumplido. Para ver esta realidad solo hay que darse un paseo por Sabero, Villablino, Igueña, Fabero, Guardo y otros muchos pueblos que eran verdaderos hervideros de actividad y empleo, y que hoy siguen sufriendo esta hemorragia en forma de pérdida de empleo minero y población.
Ante este cúmulo de ataques y tropelías por parte del Gobierno de Partido Popular en la persona del ministro Soria, todos los ciudadanos, representantes políticos, sindicales, empresariales e instituciones de esta comunidad tenemos una gran responsabilidad en la defensa de la minería y de las comarcas mineras porque realmente nos estamos jugando nuestro futuro y el de nuestros hijos. Y ante este ataque mortal al sector no vale sólo con el apoyo moral, sino que tiene que ser un apoyo real y comprometido con la minería.
El Partido Popular de Castilla y León con su presidente el señor Herrera a la cabeza y todos los cargos públicos de esta comunidad (alcaldes, concejales, diputados, senadores y parlamentarios regionales) tiene que poner pie en pared y decir al presidente del Gobierno señor Rajoy que no. Que con los diputados y senadores del PP de Castilla y león no cuente para cerrar las minas de esta comunidad.
Mientras, los partidos de la oposición deben llevar la voz y el sentir de los mineros y las cuencas, a las instituciones donde estén presentes, presentando propuestas y alternativas en defensa del futuro de la minería.
Y los sindicatos liderando todas aquellas movilizaciones y medidas que sean necesarias para un acuerdo de futuro que vaya más allá del 2018, con la modificación necesaria del reglamento europeo que permita y dé estabilidad y garantía de futuro a los mineros y las cuencas.
El resto de ciudadanos, especialmente los que vivimos en las comarcas mineras al igual que los mineros, nos jugamos nuestro futuro y el de nuestros pueblos, ya que sin minas no habrá colegios porque no habrá niños, cerrarán tiendas y comercios, habrá muchos menos servicios al descender la población; en definitiva, los pueblos mineros se convertirán en geriátricos al tener que emigrar la población en edad de trabajar. Por eso, nuestra participación en todas aquellas manifestaciones y todas cuantas medidas de defensa propongan las centrales sindicales serán fundamentales para el éxito de esta lucha minera. El viejo pero cada vez más actual lema «El pueblo unido jamas será vencido» entre todos y con la participación de todos, lo podemos hacer realidad