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león lucha por la minería El conflicto arde en las cuencas

Las armas se cargan en Ciñera

. La irrupción de los antidisturbios en las calles de Ciñera vuelve a convertir el pueblo en un deplorable campo de batalla . . La actuación contra el piquete de mineros acabó con un vecino herido de un pelotazo . . Tres detenidos en la barricada de Naredo y tráfico totalmente paralizado en la montaña central leonesa.

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romero
León

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El conflicto minero está que arde. La montaña central leonesa vivió ayer una difícil jornada que empezó con cortes intermitentes en varias carreteras, continuó con una carga policial dentro del pueblo de Ciñera y concluyó con tres detenidos en una barricada. Tras la marcha que el día antes había recorrido los 25 kilómetros que separan La Robla de León, los mineros de la Hullera Vasco Leonesa superaron el agotamiento e iniciaron a primera hora de la mañana las protestas acordadas con los sindicatos. «Hay que agotar el último cartucho antes de que se aprueben los Presupuestos», advierte un encapuchado en el piquete que cortaba a las once de la mañana la nacional 630 a la altura del cruce principal de La Robla.

Mineros y guardias civiles supieron gestionar pacíficamente la disolución de este piquete. Una hora y 44 minutos después de atravesar vehículos pesados en la carretera para bloquear el tráfico, varias patrullas de la Benemérita llegaban a este punto de la N-630, a esa hora muy transitada como consecuencia de los madrugadores cortes de tráfico que se habían producido en la autopista del Huerna. Un agente se acercó al piquete de mineros y les pidió que se disolviesen. Advirtió que acudir encapuchado a una concentración de este tipo suponía una multa administrativa y que si se replegaban hacia el pueblo, ellos restablecerían el tráfico y se irían. La conversación siguió así: «Suerte en lo que pedís, pero nosotros poco podemos hacer», le dice el guardia a los mineros. «Y nuestra batalla no es con vosotros, pero nos va el rollo», le responde un minero. «Hay que jugar un poco», añade. «Incluso nos podías dejar un casco dos o tres días», propone otro, a lo que el agente contesta: «No, que estaríamos en igualdad de condiciones. De verdad, gracias, señores». Corte levantado.

Paralelamente, otro piquete de mineros había efectuado, también sobre las once de la mañana, una barricada de neumáticos en la carretera CL-626, entre La Robla y Matallana de Torío, a la altura de Naredo de Fenar. Unos 50 mineros pararon el tráfico que transita por esta vía secundaria hasta que llegaron los antidisturbios. Tres de los integrantes del piquete, cuyas identidades no han trascendido, fueron detenidos por agentes de la Guardia Civil. Las diligencias pasarán a disposición judicial.

En la era tecnológica, sobra decir que toda esta información circuló en tiempo real durante toda la mañana entre los mineros de los diferentes piquetes destacados en la montaña central, por lo que cualquiera puede imaginar el ambiente de crispación y tirantez que había en Ciñera de Gordón cuando a media mañana se instalaron las barricadas en la carretera nacional 630 y en las vías del tren. Renfe suspendió el servicio de Alvia entre Gijón y Madrid, que afectó a dos servicios, y la carretera permaneció bloqueada hasta pasadas las cuatro de la tarde, cuando concluyó la refriega entre mineros, vecinos y antidisturbios dentro del casco urbano de Ciñera de Gordón.

Todo comenzaba hacia las tres de la tarde, hora en la que llegaban a Ciñera los agentes del Grupo de Reserva y Seguridad de la Guardia Civil. Intervinieron por el norte, entrando por la carretera desde Villamanín, justo el lugar contrario al que acostumbran. Su presencia en las inmediaciones de la gasolinera no pasó desapercibida, así que el piquete ya estaba advertido y se vio obligado a cambiar sus posiciones defensivas. Cuando los GRS comenzaron a avanzar por la carretera, el piquete se vio sorprendido por otro grupo de guardias civiles que había ascendido de manera oculta a la montaña, desde donde lanzaron una lluvia de gases lacrimógenos hacia el puente y las primeras calles del pueblo. El piquete se dispersó y se volvió a concentrar en la plaza. «Valientes, venid aquí, que os meto yo en la cama!», gritaba una vecina mayor dirigiéndose a los antidisturbios. «Sois peor que Franco», remató.

Entre veinte y treinta agentes atravesaron el puente y se colocaron en posición ofensiva tras los contenedores de basura, unos, y en la marquesina del autobús, el resto. Desde ahí empezaron a cargar contra el pueblo, contra el puente, contra la carretera, incluso contra las vías del tren, donde sólo se encontraba un grupo de periodistas, la mayoría acreditados por la Subdelegación del Gobierno. Las pelotas rebotaron por fachadas y coches, dejando tras la refriega un panorama más parecido a un agitado país en guerra que a un tranquilo pueblo de montaña. Lorenzo, uno de los vecinos que se encontraba en la calle durante la carga policial, resultó herido en el ojo derecho por el impacto de una pelota de goma que rebotó en la pared. Como hace dos semanas, los antidisturbios no fueron bien recibidos. Les esperó una cascada de piedras y voladores. La tensión, los gritos, las carreras de padres protegiendo a los chavales o los asustados rostros de mayores desde sus ventanas volvieron a adueñarse ayer del paisaje de Ciñera. El alcalde de La Pola de Gordón, Francisco Castañón, del PP, se encontraba en el pueblo en el momento de la carga. Enseguida llamó al subdelegado del Gobierno para que replegase a sus agentes especiales de las calles de Ciñera, mediando a su vez con los mineros y vecinos para que se disolviesen y no lanzaran objetos contra los agentes. Los hechos no fueron a más, pero la proporcionalidad de la respuesta policial queda en duda.

Y ahí estaba otra vez todo un pueblo agotando el último cartucho antes de que el recorte de las ayudas al carbón se oficialice en el Senado la próxima semana. Uno de los más viejos observa en la distancia la apariencia que toma el pueblo. «Pon que un minero de la Vasco dice la singladura del Partido Popular: pasta, poder y gobernar como nazis. Pero a los mineros no nos mete en un campo de concentración ».