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Un activo estratégico para la seguridad nacional

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León

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Opinión | Arturo Pereira

Cátedra de Seguridad y Defensa Almirante Bonifaz de la Universidad de león

Es legítimo ejercer la defensa del carbón desde posiciones emotivas e incluso en términos de deuda histórica. Este artículo pretende, prescindiendo de cualquier tipo de sentimentalismo, demostrar la importancia que el carbón como fuente energética tiene para la seguridad nacional.

La seguridad nacional se fundamenta en análisis racionales, evaluando las amenazas, los recursos para hacerle frente y los posibles resultados a obtener. No son útiles los argumentos emocionales que distorsionan el proceso analítico que conducen a conclusiones erróneas.

El Consejo de la Unión Europea (UE) aprobó en el 2010 su Estrategia de Seguridad todavía vigente. Recoge como una de las principales amenazas para los Estados miembros la falta de recursos energéticos. Reconoce la dependencia energética que tiene la UE respecto del exterior de países como Rusia, uno de los principales proveedores de gas. La crisis de suministro provocada por el conflicto entre Rusia y Ucrania en el 2009 hizo saltar todas las alarmas.

La UE está realizando notables esfuerzos para invertir la situación de dependencia energética, diversificando proveedores, ampliando la interconexión de redes de energía y transporte entre sus miembros, implementando políticas de ahorro y específicamente, implementando un plan Estratégico de Tecnología Energética destinada a conseguir la reducción de emisiones de Carbono. A la captación de CO2 ha destinado 13.000 millones de euros. El carbón no ha sido eliminado como fuente energética, sino que se pretende que su consumo sea más limpio y para ello se ha realizado esta importante inversión en investigación y desarrollo de captura de CO2.

España tiene su propia Estrategia de Seguridad aprobada en el 2011. Este documento reconoce que el 74% de nuestra energía primaria depende del exterior (petróleo y gas) También establece literalmente: «El carbón que apoyamos por razones económicas, sociales y de autosuficiencia como reserva estratégica, podrá contribuir a paliar nuestra dependencia si se desarrollan soluciones tecnológicas para reducir sus emisiones contaminantes».

Coincide plenamente nuestra estrategia de seguridad con la de la UE. Ningún Estado puede mantener una dependencia energética como la que actualmente tiene España. El carbón es autóctono no solo en España sino en muchos países de la UE. Es sinónimo de independencia respecto terceros países proveedores, en muchos casos inestables, lo que provoca volatilidad en los precios energéticos. Aporta seguridad, pues su transporte a diferencia del gas no está sometido a un índice elevado de riesgo. Finalmente, se están realizando los proyectos de captura de CO2 por parte de instituciones como la Ciuden integrados en el programa de la UE con resultados satisfactorios.

La necesidad de conseguir la independencia energética como factor clave de la seguridad nacional es un objetivo no solo de España, sino de la UE y EE.UU. donde el carbón juega un papel determinante en su producción eléctrica.

Además, se puede comprobar en la página web de Red Eléctrica Española, como en las últimas semanas ha aumentado la demanda de carbón para la producción eléctrica. No es casualidad, sino que se produce este hecho porque en estos momentos el precio del carbón es más barato que otras fuentes energéticas.

La seguridad nacional, la volatilidad de los precios energéticos, la posibilidad de que el carbón sea una fuente de energía más limpia, hacen de este, no una reserva estratégica energética, sino un activo estratégico del que no es conveniente prescindir al menos todavía. La experiencia nos demuestra que somos muy vulnerables a los conflictos que puedan surgir en los países productores de petróleo y gas. España necesita la contribución de su carbón nacional como escudo protector con el que hacer frente a esta vulnerabilidad.