Diario de León

PP y PSOE trasladan al Congreso sus disputas por la política antiterrorista

Las víctimas deslucen con su escasa asistencia el homenaje del Parlamento .

Alberto Ruiz-Gallardón y Alfredo Pérez Rubalcaba en la sesión de ayer.

Alberto Ruiz-Gallardón y Alfredo Pérez Rubalcaba en la sesión de ayer.

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alfonso torices | madrid
León

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Las fisuras en la unidad de la lucha antiterrorista que ha abierto la legalización de Sortu por parte del Tribunal Constitucional no se cierran y ayer fueron aireadas sin disimulo por PP y PSOE en el pleno del Congreso. Fue la primera vez en cuatro años, desde que Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero dieron por enterrado el desencuentro por la frustrada negociación con ETA, que los dos grandes partidos chocan en el Parlamento por el núcleo de la estrategia contra la banda.

El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, aprovechó una pregunta sobre los derechos de los homosexuales para acusar al líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, de cambiar de política al dar por bueno el retorno a la legalidad de los partidos herederos de Batasuna permitido por la corte de garantías, primero con Bildu y luego con Sortu. Fue la continuación de la discrepancia con el fallo, aceptado por el PSOE, pero muy criticado por el Gobierno y el PP. Ya el viernes pasado la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría afeó a los socialistas el, a su juicio, cambio de opinión hacia las expresiones políticas de la izquierda aberzale, y ayer lo completó el portavoz popular en el Congreso, Alfonso Alonso, quien tildó de «incoherencia» la evolución de la postura de los socialistas sobre Sortu.

El secretario general del PSOE y ex ministro del Interior contestó con una crítica y un aviso al Gobierno. Criticó al Ejecutivo por no querer darse cuenta del cambio de escenario producido por el cese del terrorismo anunciado hace ocho meses por ETA, que obliga a ajustes o rediseños en la estrategia. «La política antiterrorista se adecúa a la situación de ETA -explicó-, y de Bildu a Sortu ha pasado algo absolutamente relevante: que ETA ha dejado definitivamente la violencia». «Fíjese si es relevante -añadió- que de lo que discutimos estos días en España es de cuántos escoltas quitamos a jueces, fiscales y políticos».

El aviso de Rubalcaba al Gobierno también fue claro. Dijo que le parece «desafortunadísimo» que un ministro utilice «algo tan serio» como la política antiterrorista para alimentar la confrontación partidista en el Congreso.

El líder de la oposición pudo contestar a las acusaciones de Ruiz-Gallardón porque el presidente del Congreso, Jesús Posada, decidió concederle excepcionalmente la palabra por alusiones del ministro. Posada no ocultó su disgusto por la actitud de Gallardón. El ataque al secretario general del PSOE se producía en un día en que los socialistas habían cerrado filas con el Gobierno en Europa y unos minutos antes de que se celebrase en el hemiciclo la solemne sesión anual de homenaje a las víctimas del terrorismo.

La imagen de desunión en política antiterrorista que daba el Parlamento no ayudó en nada para el desarrollo de un acto ya devaluado por el plante de la Asociación de Victimas del Terrorismo y del resto de las principales asociaciones de víctimas, enfadadas porque, por segundo año consecutivo, no les dejaron hablar en el pleno para exigir la expulsión de todas las marcas de la izquierda aberzale de las instituciones y expresar su malestar con la política de reinserción del Gobierno.

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