león lucha por la minería Una mina de solidaridad a su paso
Quieren enmaromar a Soria
. Los mineros toman Benavente al grito de «¡Vamos a por Soria!» vitoreados por una población curiosa. . La III Marcha Negra arropa las reivindicaciones de los trabajadores de una maderera al entrar en Zamora.
Adrián Hidalgo , de 11 años, y su hermano Jesús , de seis, querían ver a los mineros. Su madre los acercó temprano a la carretera. A las 9 de la mañana descubrían una larga columna de hombres con casco que, en fila de a dos, y ayudados por cachas caminaban sin parar y muy animosos. Los caminones les pitaban todo el tiempo y ellos alzaban sus palos hacia el cielo.
«Toma pequeñín», les dicen ofreciéndoles unas onzas de chocolate y estrechando sus manos. El lugar: San Cristóbal de Entreviñas, el primer pueblo que se mira en la carretera N-630 después de traspasar la linde entre las provincias de León y Zamora.
Por aquí los niños pequeños creen que los mineros son «gente que pica en la mina y coge oro», dice Jesús . Cuando crecen, como su hermano Adrián , aprenden en la escuela que ser minero es «picar en la mina para extraer carbón, hierro...». Sí, lo estudiaron «hace seis temas» en la clase de 5º de Primaria.
En la mina, como en la vida, «no es oro todo lo que reluce», dice la mamá, Isabel García , a los niños: «Los mineros tienen que sufrir mucho para sacar el carbón». Mientras aplaude a la columna, la mujer no para de decir: «¡Qué valientes son!. A ver si se portan bien con ellos». De repente, un hombre sale de la fila y se dirige a ella: «¡Cundo!, ¡Cundo!», grita la mujer. Se abrazan y a Isabel se le saltan las lágrimas de la emoción. «Es mi primo. No sabía que venía con ellos», explica después. «Está luchando por lo que es de él», les dice a los niños. Cundo trabaja en el pozo Santiago, en Caborana (Asturias). Está en una contrata y no tiene opción a las prejubilaciones.
Los 160 mineros de las cuencas de León, Asturias y Palencia perdieron ayer todo el rastro de sus montañinas y entraron en tierras desconocidas y desconocedoras del oficio minero, pero acogedoras. «Llevan cacha», decía otro niño en Benavente asombrado de que los que sacan el carbón se apoyen en el cayado que por estos lares acostumbran a llevar por el campo los pastores. «¡Vamos, cazurros!», animaba en la plaza de la Soledad de la villa zamorana, José Antonio Blanco , leonés de Gordoncillo.
Los mineros toman Benavente acompañados por los trabajadores de la empresa de Santa Cristina de la Polvorosa Interpanel, que aprovechan la III Marcha Negra para llevar su problema una vez más a las calles de la villa. «Nos deben entre 6.000 y 8.000 euros a cada uno desde noviembre». Son 120 trabajadores que se ven abocados al paro tras un previsible concurso de acreedores, explica Domingo Velado , del comité de empresa.
Los mineros se sorprenden del recibimiento. Les aplauden los empleados del Ecyl, mujeres y hombres desde las terrazas, la gente que sale de bares y tiendas y la que se arremolina en la plaza del Grano, frente al Consistorio. «Hay gente que nos trata como si estuviéramos en casa; lo peor es el calor», afirma Secundino Rodríguez , de Caboalles de Arriba y minero de La Escondida. «Trabajé en el Ayuntamiento y tuve un bar, pero al final un sueldo fijo es un sueldo fijo», sentencia.
«Aquí están, estos son... los que sacan el carbón», gritan los mineros mientras encaran la cuesta de la calle La Cruz. La traca de cánticos no ha cesado desde que iniciaron la entrada a Benavente por la avenida de León entonando una vez más Santa Bárbara Bendita. «¡Vamos a por Soria!», advierten. Les gustaría enmaromarlo como al famoso toro del corpus de Benavente. Y doblegarlo, claro.
Al ministro Soria le quiere explicar y enseñar lo que es una mina Belarmino Bernárdez Abella , que viene de Vega de Espinareda y manda recuerdos a San Pedro de Olleros su pueblo natal. «Es penoso que el Gobierno achaque a la crisis la muerte de las cuencas, cuando gobernaron ocho años y aprobaron las prejubilaciones que ahora critican», lamenta. Por eso quiere que «Soria entre en una mina y cuando salga empapado y medio negro sin haber hecho nada, que opine. Que entre y vea si es lo mismo que coger plátanos».
Miguel Báez va a su lado y asiente. Es madrileño y hace siete años decidió irse a vivir a Tombrio de Arriba con su su mujer y sus dos hijas. Hace cinco consiguió entrar en la mina, en el pozo Santa Cruz. Ambos trabajan de estempleros en el arranque. «Somos productores, ganamos 1.500 euros incluidas las pagas y trabajamos 10 horas. Lo único bueno es el coeficiente reductor», pero «es por insalubridad», apostillan.
«Complicada» ve la solución Ovidio Blanco Pozo , de 59 años, jubilado de la mina. «Él (Soria) está muy cerrado de mollera y nosotros más. Se piensa que nos va a domar como a los canarios», afirma. Los mineros no confían en que el ministro dé su brazo a torcer en la reunión a la que ha convocado a los sindicatos en Madrid el lunes.
Nieto, bisnieto, hijo y padre de mineros el Abuelo del Botijo , nacido en Almagarinos, muy cerca de Bembibre, cree que la estirpe del carbón se acabará con sus dos únicos descendientes, Leandro y Giovanni , que trabajan en el cielo abierto de Alto Bierzo.
La III Marcha Negra atravesó la linde de León con Zamora a la altura de Lordemanos, el último pueblo de la provincia leonesa a las 8.15 de la mañana. Todavía hacía fresco en la Vega. El padre y la madre de Óscar Valle les desean suerte desde la carretera. «A ver si sacan algo, hay que animarles, que les queda mucho», dicen con un poco de tristeza.
Los mineros bercianos cierran la fila cantarines y bromistas. Por detrás de ellos, nueve alcaldes de las cuencas asturianas del Nalón y del Caudal hicieron la caminata de 18 kilómetros, incluido el paseo por el casco antiguo de Benavente. «Un grano de arena, a ver si el Gobierno y el ministro se abren al diálogo», dijo José Antonio Muñiz alcalde de Riosa, el concejo del legendario Angliru. Desde hoy los mineros encaran la ancha Castilla.