Unos hijos de sobresaliente
Los encerrados recibieron con agrado las calificaciones de sus hijos, que han superado el curso con nota pese a su ausencia.
Orgullosos. Así están y se sienten los siete mineros encerrados en el pozo de Santa Cruz del Sil después de conocer las notas escolares de sus hijos. Todos han superado el curso sin problema pese a que el último mes no ha sido nada fácil en casa y, en cuanto han podido, han corrido hasta el teléfono que comunica con el interior de la mina para enumerarle a sus padres, cifra por cifra, el resultado de su esfuerzo.
Ayer fue el turno de Eva, la hija pequeña de José Araújo, que a sus siete añitos ha reunido un pleno de sobresalientes con los que le arrancó a su padre una sonrisa. Llegó contenta a la bocamina, con ganas de hablar por teléfono pero, tras colgar, su gesto cambió radicalmente. La conversación le supo a poco. Le hecha de menos y eso ni un expediente perfecto lo puede cambiar. El gesto de su cara —sentada junto a su abuelo— no era de pena, sino de rabia y enfado, la misma que muestran el resto de niños que cada día visitan a sus padres en la distancia, sin poder verles.
Las visitas se contaron ayer con pocos dedos a la entrada del pozo. Algunos compañeros y los familiares de siempre se relevaron en los bancos de la entrada. Por ello, desde algunos colectivos han empezando a surgir iniciativas que inciten a los vecinos de las cuenca a congregarse frente a la bocamina. La próxima será una gran paellada organizada por la junta vecinal de Toreno para 600 comensales. En la mañana de ayer comenzaron a llegar a las instalaciones aledañas a la mina los ingredientes que serán cocinados mañana. «Pensamos en organizar un día de convivencia para que esto se anime», explicó el pedáneo de Toreno.
Con todo ello, Berlanga entregará hoy una placa conmemorativa en honor a los encerrados que recogerán sus mujeres.