león lucha por la minería. El carbón se rebela en la travesía del desierto
Coraje minero en la toma de Castilla
Los mineros se amotinan contra la imposición de ir por los caminos en lugar de la autovía del Noroeste . . Las cuencas aterrizan en Mota del Marqués con el calor del pueblo, sus familias y gente solidaria.
La III Marcha Negra tomó ayer Castilla en Mota del Marqués (Valladolid) tras más de ocho horas de caminata sin sombra. Los mineros fueron recibidos como héroes, con el himno de Santa Bárbara y al grito de ¡valientes!, ¡valientes!.
Las banderas de Asturias, León, el Bierzo ondearon sucesivamente sobre su afamada torre del homenaje, el último vestigio del castillo que da fama a la villa. Los mineros daban las gracias, algunos con visibles signos de cansancio. Fueron 40 kilómetros agotadores.
Tomaron Castilla, aunque por un instante creyeron haber aterrizado en un enclave del País Vasco después de la atribulada jornada. «Ongi Etorri. Bienvenidos», rezaba la pancarta que les recibió al otro lado del puente. «Hay 25 familias vascas viviendo en La Mota que han cambiado la ciudad por el pueblo», afirmó Aurora , profesora de yoga.
El pueblo, de apenas 400 habitantes, se volcó con la columna negra y fue desbordado por la llegada de numerosos familiares desde León y Asturias para arropar a sus mineros en la etapa más larga de los rtayectos de las tres columnas que partieron de Asturias, Villablino y Bembibre el 22 de junio y tienen previsto llegar a Madrid el 11 de julio.
«A ver si el lunes se soluciona o al menos se llega a un principio de acuerdo», apuntaba con esperanza el minero de Toreno Felipe Rodríguez Alonso. «Pero en un día, me temo que no es posible», reflexionó. Los mineros de atrás avisan a los navegantes que hoy bregarán con el ministro Soria : «No queremos parches, los parches son para las bicicletas».
Mineros por la cañada
La III Marcha Negra superó el meridiano de su recorrido con una prueba de tierra y fuego. Los mineros fueron conducidos inicialmente por caminos pedregosos desde Villalpando (Zamora) para evitar aglomeraciones en la autovía en previsión de un aumento del tráfico por la operación salida. «Nos traen como al ganado», se quejaban. «Parecemos borregos con el sol de frente», gritó uno de los hermanos Teixeira .
«Nos echan al prao para que no nos vea nadie», insistían. «Quieren que perdamos protagonismo y nos agotemos por los caminos con la excusa de la operación salida», dijo Luis Óscar López , de La Robla. Sin parar de caminar, con los pies molidos por los morrillos, los mineros compusieron una rima: «En la guerra y en el amor por el asfalto se va mejor»
A las 8.20 horas se plantaron y exigieron volver a la autovía, aunque la Guardia Civil les pedía que siguieran 3,5 kilómetros más por los caminos. «Hay compañeros encerrados y la única manera de molestar al poder es tocar los cojones», insistía José . «Personalmente, ando mejor por los caminos que por el asfalto, pero nos tiene que ver la gente», añadió Miguel Báez .
Los conductores, en aumento a medida que avanza la mañana estival, no se quejan. Tocan el claxon por solidaridad. «¡Compañeros mineros!», se oyó gritar a uno en su veloz paso. Al mediodía el tráfico se hace más lento. No hay quejas. Se nota el respeto. Los trabajadores de la empresa de mantenimiento ponen y quitan conos para abrir el camino a los mineros. Resignados a la rutina. Los guardias, con cara de aburrimiento.
¡Leoneses valientes!
«¡Leoneses valientes!», les gritó Petra Cuesta , una vecina de Villardefrades que nació en Valderas y aprendió «el corte» en la plaza del Grano. La marcha minera se convirtió en la comidilla a la salida de misa. Hasta el cura metió baza. «¡Valientes!, tienen derecho a vivir y sobre todo a trabajar», declara la mujer tras confesar que al ver a los guardias con las motos correr por el monte pensó que «había alguno escapao ». Pero no se imaginaba que eran mineros y por Castilla van por la carretera, no por el monte.
«A ver si consiguen algo», dice la mujer de Valderas mientras recuerda a su primo Antonio Ramos , quien murió la mina en Santa Lucía de Gordón. Se acerca otra vecina que vivió en Gradefes con dos bolsas de «pelusas» (rosquillas típicas) para los mineros. Su marido, Leoncio , es de Riaño. «A 5 kilómetros de aquí, en la villa del Libro, Urueña, vive Amancio Prada, el cantante», informa María Luisa de Castro .
De Valdemoro (Madrid), un grupo de vecinos trajo fruta, fiambres y queso para los mineros y, sobre todo, «apoyo y compañía», subraya Margarita Sola . Desde que pasó cuatro horas en una mina en Bolivia admira a los mineros. «Que sigan hasta el final. Les veremos el día 11 en Madrid», dijeron.
Las familias también paran en su ruta a Mota del Marqués. Pili viene de Ciñera. Es la madre de J esús Ignacio López y una de las mujeres que fue expulsada del Senado por rechazar el recorte del 63% en las ayudas al sector del carbón. «Si hay que ir se va otra vez. Se están riendo de la gente». Su voz es firme.
Pili le ofrece un reloj a su hijo. El muchacho lo rechaza. «Se me pasa mejor el tiempo sin él», contesta a la madre. Vinieron también su hermana y sus sobrinas. El padre de Juan Ignacio también fue minero. Hace 47 años llegó a trabajar a Ciñera desde Extremadura.
Ahora los mineros no saben si tendrán que marcharse para sobrevivir. «Para muestra, un botón: sólo hay que mirar lo que era Sabero y lo que es. Como cierren las minas me voy de España con mi familia», asegura José , el de Berlanga del Bierzo, mientras critica que «la mejor antracita, la del Bierzo» sea despreciada y «compremos energía nuclear a Francia y carbón de importación».
Los mineros también se emocionan. «Tú sí que vales, Santi. Es cojonudo», cantan a su animador incondicional. El que sube y baja de la moto una docena de veces en su recorrido para extender su sábana blanca de ¡Ánimo Valientes! y aplaudir a los mineros.
Los mineros caminan con la dignidad a cuestas. Hoy encaran la undécima etapa camino a Tordesillas. Y con la mirada puesta en Soria .