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El PSOE andaluz evidencia dificultades para cerrar sus heridas tras la debacle

La nueva ejecutiva de Griñán logra un deslucido apoyo del 66% de los delegados.

José Antonio Griñán y Alfredo Pérez Rubalcaba, en la clausura del XII Congreso Regional del PSOE-A.

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l. gonzález-santiago | almería
León

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A perro flaco todo son pulgas. El refrán empieza a ser aplicable al PSOE. Cuando parecía que la resistencia de José Antonio Griñán y su capacidad de aminorar contra todo pronóstico los avances electorales del PP traerían la calma, los socialistas andaluces demostraron que la división interna que tan claramente se visualizó durante el 38º Congreso Federal sigue viva y bien viva. Ni un 66% de apoyo obtuvo el líder de la mayor y más potente federación del partido para su nueva ejecutiva, prueba de la enorme erosión que arrastra; hace dos años fue capaz de formar una dirección que logró el respaldo del 97,5%.

Que las cosas no saldrían tan bien como él pensaba en el congreso del PSOE andaluz quedó claro ya el sábado cuando el sector crítico que apoyó a Alfredo Pérez Rubalcaba en febrero —Griñán respaldó a la exministra de Defensa, Carme Chacón— votó en blanco su reelección como secretario general, que salió adelante con el 71% de los votos. Fue un golpe inesperado porque su informe de gestión había sido avalado por el 95% de los delegados apenas 24 horas antes, pero aún menor ha sido el apoyo para un equipo formado sólo por dirigentes afines.

El resultado de este cónclave, con el que la dirección socialista aspiraba a echar tierra sobre unas trifulcas que no hacen sino lastrar aún más su recuperación, es malo para Griñán pero también para Rubalcaba. Pese a sus diferencias en el congreso, el secretario general del PSOE y el presidente del partido y la Junta de Andalucía habían decidido pasar página y reforzarse mutuamente, en un momento en el que los socialistas ven cómo no sólo no logran despegar en intencion de voto sino que hasta retroceden hasta niveles muy preocupantes.

Llamada a la unidad

En la clausura del congreso del PSOE de Andalucía, que tuvo lugar en El Toyo (Almería,) el líder de la oposición desautorizó con contundencia las voces críticas contra Griñán, del mismo modo que el dirigente andaluz trató de parar los pies hace algo más de una semana a quienes un día sí y otro también cuestionan la política de oposición desarrollada por la actual ejecutiva federal.

El secretario general se deshizo en elogios hacia Griñán e instó a los socialistas andaluces a respaldar a su Gobierno «porque esa es la cultura del partido». Sin embargo, los rebeldes, sobre todo de Jaén y con presencia en Cádiz, Córdoba, Málaga y también Sevila, presentaron listas alternativas a los órganos internos del partido y lograron un 33% de respaldo, mientras que la ejecutiva regional salió aprobada con un 31% de votos en blanco. Eso significa que coparán un tercio del Comité Director, el máximo órgano del partido entre congresos, y otro tanto en Comité Federal.

Además, la próxima semana malagueños, gaditanos, cordobeses y sevillanos celebran sus congresos provinciales y ya está claro que en todos ellos habrá dos candidatos. Lo mismo ocurrirá en el congreso de las Juventudes Socialistas de Andalucía, cuyo líder, Juan Carlos Ruiz Fuentes, tuvo una de las intervenciones más críticas contra la gestión de Griñán en este encuentro. «Son muchos años de tensión y las heridas son muy difíciles de cerrar», dicen ahora con cierta resignación fuentes de la dirección federal. Griñán, no obstante, trató de minimizar la situación durante su discurso como renovado líder, se tragó el enfado que dejó traslucir en las horas previas contra sus críticos y les agradeció su aportación. «Yo no militaría jamás en un partido que no estuviera abierto a la discrepancia —dijo—. Creo que la crítica enriquece».