Diario de León

león lucha por la minería El encierro alcanza el récord del Calderón

La comunión de catorce héroes

Los mineros que en el 92 se encerraron durante 52 días en el pozo Calderón de Laciana visitaron a los de Santa Cruz en vísperas de la jornada que iguala su récord.

Siete de los ocho mineros que permanecieron 52 días encerrados en el pozo Calderón de Laciana, con el pozo Santa Cruz al fondo.

Siete de los ocho mineros que permanecieron 52 días encerrados en el pozo Calderón de Laciana, con el pozo Santa Cruz al fondo.

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m. j. alonso | ponferrada
Ponferrada

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Dos décadas después, siete de los ocho mineros que en el año 1992 permanecieron 52 días en el interior del pozo Calderón de Laciana volvieron ayer al encierro, pero al de los siete de Santa Cruz del Sil, que hoy igualan su récord. Luciano Leiguarda, Guillermo Murias, Adolfo Bernardo, Manuel Lastra, Alfredo García, Enrique Pancorvo y José Luis Lago se subieron de nuevo a una vagoneta que los transportó hasta las entrañas mismas de la montaña que cobija a sus compañeros. Lo hicieron en las vísperas de una fecha crucial. Y es nunca antes otro grupo de mineros había permanecido tantos días como ellos sin ver la luz del sol, arropados únicamente por el negro del carbón. Faltó sólo José Manuel Bruzos, que no pudo estar presente por motivos familiares.

Dentro, Segundo Porto, Alfredo González Carro, José Araujo, José Antonio Pérez Molina, José Pérez, Víctor Almeida y Primitivo Basalo les recibieron con el corazón abierto, sabedores de que son los siete que tuvieron delante los únicos que han experimentado en sus carnes, realmente, lo que ahora ellos están viviendo. «Una experiencia enriquecedora», tal y como la describió el que además de encerrado fue alcalde de Villablino durante muchos años, Guillermo Murias.

Lejos de endurecer la estancia de los de Santa Cruz a 3.000 metros de la vida real con historias del después del encierro y sus consecuencias; durante dos horas de encuentro, los de Calderón les animaron a seguir luchando, a mantenerse firmes si ese es su propósito, garantizando que tras salir del agujero que se ha convertido en su casa, las primeras sensaciones serán «todas positivas».

Sentir el aire fresco en la cara, ver la luz del sol —aunque tras unas gafas especiales que a los mineros de Santa Cruz les ha preparado el Centro Óptico Berciano— y, sobre todo, abrazar a sus familias. Nada de eso es malo. «Aparentemente no te deja ningún trauma», consideró Murias, reconociendo —eso sí— que se hace duro convivir con la humedad que cala los huesos.

La de ayer fue la primera visita de los históricos encerrados del grupo Calderón al pozo de Santa Cruz y no será la última. Si el encierro mantiene el pulso al tiempo, volverán a la mina a seguir dando ánimos. Y todo pinta que así será. «Su papel en este crisis es estar ahí dentro, manteniendo unida a una comarca entera; aunque ellos, como el resto, no tienen esperanzas en que mañana (hoy) vaya a haber alguna solución al problema», detalló Murias, refiriéndose a la llegada de la Marcha Negra a Madrid y la posible recepción por parte del ministro de Industria. Nadie ya en las cuencas confía en él.

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