Orgullo, esperanza y ganas de luchar

Orgullosos de haber pateado y resistido casi 500 kilómetros a pie. Orgullosos de la unidad entre las cuencas de toda España. Orgullosos de luchar por lo que «es nuestro». Orgullo minero.

Los 80 mineros, 80 rostros, que llegaron a Madrid de las cuencas de León y Palencia en la III Marcha Negra claman al ministro Soria y al presidente Rajoy para que «respete lo pactado» y dé marcha atrás en los recortes a las ayudas al carbón, que se han fijado en el 63% sobre lo pactado con el anterior Gobierno socialista.

Sus voces están cargadas de esperanza y se mantienen optimistas sobre la resolución del conflicto, aunque no creen que se produzca a corto plazo. «El Gobierno no tiene que ceder, simplemente tiene que cumplor lo firmado», afirma Víctor Manuel Pinheiro , de Villablino.

El «compañerismo y la unión» han sido los dos grandes valores de la marcha, más allá de las diferencias que siempre se cruzan en el camino. Hay mineros que sienten que hay un antes y un después en su vida tras participar en la experiencia. Es el caso de Sergio Pérez Cruz , que ha descubierto a través de su salto a las redes sociales y de la convivencia con el grupo que «en el mundo hay mucha gente buena y solidaria», como le había dicho su novia antes de salir de León.

Sin proponérselo se han convertido en un ejemplo de lucha. Y advierten que el pulso que el Gobierno está echando a los mineros tiene un alcance mucho mayor: «Es un pulso a toda la sociedad. Si doblamos el brazo se acabó: nadie más se va a mover. Van a poder hacer con la clase obrera lo que quieran». Los encerrados están en el recuerdo de todos, con el deseo de que salgan. En el camino se han quedado algunos: Aníbal , Miguel Corés , Miñambres ... por causas mayores.