Dos colillas provocaron los incendios de Gerona, que dejan cuatro muertos
El cuarto fallecido se encontraba en «estado crítico» con el 80% del cuerpo quemado.
Un gesto estúpido y aparentemente inocente, arrojar una colilla desde la ventanilla del coche, puede convertirse en un arma letal que cause una gran devastación y una tragedia. Eso es lo que pasó el domingo con los dos incendios forestales que se declararon en la provincia de Gerona, que acabaron de forma dramática con miles de hectáreas arrasadas y la muerte de cuatro personas.
Como más del 20% de los incendios forestales, los dos colosos en llamas, el de La Jonquera y el de Portbou, ambos en la zona ampurdanesa de Gerona, tuvieron como causa la acción imprudente y negligente del hombre. Y en ambos casos, según confirmó la Consejería catalana de la Generalitat, el fuego se originó con toda probabilidad por culpa de un cigarrillo lanzado desde la ventana de un vehículo.
El mayor incendio de los dos, el que según las últimas informaciones había arrasado ya más de 14.000 hectáreas (y sumando) en un perímetro de 70 kilómetros entre la frontera francesa y Figueras, comenzó en un aparcamiento de camiones en La Junquera. Una colilla prendió la mecha y La Tramuntana hizo el resto. Con vientos superiores a los 90 kilómetros por hora, el fuego avanzó durante dos días de forma descontrolada y causó el incendio forestal más importante en tres décadas en la zona del Alto Ampurdán gerundense.
En el suceso perdieron la vida dos personas. Una de ellas, un hombre de 75 años murió el domingo, tras sufrir un infarto en su casa de Llers (Girona). La otra víctima, de 64 años, falleció ayer en el Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, donde se encontraba ingresado en estado «muy crítico» con el 80% de su cuerpo quemado después de haber intentado apagar el fuego con sus propios medios.
Según el Gobierno catalán, la zona oriental del incendio empezaba a estar controlada a media tarde de ayer, aunque lo que más preocupaba era el flanco occidental, ante el temor de que se pudiera extender al área de la Garrocha, una zona muy rica por su valor forestal, si bien un cambio en la dirección del viento invitaba al optimismo. Cerca de un millar de personas trabajaban en las tareas de extinción. El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, desplazado a la zona, ofreció a la Generalitat más efectivos aéreos o terrestres. «Si hacen falta más, estarán a la disposición en seguida», dijo. El ministro, que retrasó un viaje a Chipre, donde se reúnen los ministro de Interior de la UE, anunció que el Gobierno endurecerá las penas por imprudencia con resultado de muerte.
Por otra parte, el otro incendio, el de Portbou, en el que se quemaron unas 50 hectáreas, entró en fase de control el mismo domingo por la noche. Ese fuego también lo provocó una colilla lanzada a la carretera desde un coche. Y, a pesar de que el incendio de la costa fue mucho menos devastador que el del interior, fue igual de trágico: dos víctimas mortales. En este caso un padre de 60 años y su hija de 15, ambos ciudadanos franceses que, como cientos de conductores, se vieron atrapados por las llamas mientras circulaban por la nacional 260 con dirección a Francia. El fuego avanzó tan rápido que llegó hasta ellos y la gente no tuvo otro remedio que salir del coche y empezar a correr barranco abajo.
Al cierre de esta edición, doce personas continuaban ingresadas, siete a consecuencia del fuego de Portbou y cinco por el de La Junquera, tres de ellos graves, en la unidad de quemados del Vall d’Hebron.