Tiendas audaces ante la crisis
Los comercios de segunda mano se abren hueco desde hace cuatro meses en la capital. Los «excesos» anteriores en el consumo llenan ahora los almacenes de estos comercios .
Comenzaron hace unas décadas como reducto de snob y modernos en busca de prendas originales y únicas; ahora, con la crisis galopando a toda velocidad, las tiendas de segunda mano ofrecen oportunidades a quien las creía perdidas.
En la ciudad de León, este tipo de establecimientos son de nueva creación, con pocos meses a sus espaldas. «El paro da muchas ideas», explica José Luis Juan, propietario de D2mano. Y añade: «se ven los años excesivos de la gente». Muchos se ven obligados a deshacerse de todo tipo de productos adquiridos antes de la crisis y que ahora se han convertido en innecesarios.
Dentro de estos establecimientos hay que distinguir dos procesos; la adquisición de los productos usados y la venta de los mismos a un tercero. En el primer paso, se tiene en cuenta la ley de tasación, donde se registra el artículo y se espera quince días para venderlo por si se tratara de mercancía robada. Una vez que se ha asegurado que se trata de un objeto de índole legal, se procede a ponerlo en circulación en el mercado, con un precio que varía en función del establecimiento. «Intentamos que el precio de venta esté alrededor del 50 por ciento de su valor real», explica Juan Blanco, dueño de Todo Vale.
El siguiente paso es la venta de productos, donde reinan, principalmente, las nuevas tecnologías como teléfonos móviles y ordenadores, tanto portátiles como de torre. Por otro lado, también triunfan los electrodomésticos, artículos de menaje del hogar como microondas, batidoras y exprimidores.
Sin embargo, en las tiendas de segunda mano donde se comercializan artículos muy variados, la ropa no se valora tanto, ya que, para su adquisición, el público considera que hay buenas ofertas en comercios tradicionales. «La gente es muy reacia a comprar prendas de segunda mano. He tenido que enviar toda la ropa que tenía a Cáritas porque no la daba salida», declara Juan Blanco, de Todo Vale.
En ese sentido, el vestuario de segunda mano adquiere unos precios más bajos ya que «nadie va a pagar más de diez euros por una prenda», explica Fabiola Valencia, propietaria de A Todo Trapo. En este tipo de casos, son los propios usuarios los que entregan la indumentaria que ya no quieren poner más, aunque en otros, como en Ropa para todos, varias empresas suministran sus productos, no reciben mercancías de particulares.
Un problema que sufren las tiendas de segunda mano es el desconocimiento de parte de la población hacia ellos. «Vendemos complementos para moto, pero sus usuarios no creen que puedan encontrar aquí ese tipo de productos», declara Blanco. Además, mucha gente vende productos de gran verosimilitud. «Hace poco vinieron a venderme una emisora de control aéreo. Le pregunté al chico si él compraría un artilugio como este en lugar así y me dijo que no. No le vi la posibilidad de venderlo aquí».
Asimismo, existen tantos precios como productos que se venden. En stock hay tiendas que almacenan hasta 1.800 artículos, desde DVDs a un euro hasta cintas andadoras por 1.250. Las perspectivas son positivas y algún establecimiento ya ha pensado en ampliar el negocio con la apertura de un nuevo local, como es el caso de La Bicoca.