La plaza de San Marcelo recupera el sabor diario de la actividad municipal
La plaza de San Marcelo ha sido siempre un termómetro de la ciudad, pero desde que las dependencias principales del Ayuntamiento se cambiaron para Ordoño en el año 1997 no había vuelto a ser la misma. Ayer, 15 años después, el ambiente de los bares de la zona recordaba aquel ambiente de antaño, aquellos años de Morano y todavía de Amilivia -que fue el que decidió comprar el edificio ahora siniestrado-; aquellas intrigas municipales en Los Pelayos, el Rúa 11 o El Capricho. Más de algún acuerdo y alguna que otra crisis se fraguaron en estos templos de la hostelería entre algún café o una cerveza.
Y es que poco antes de las nueve de la mañana, por la plaza se empezó a ver a funcionarios y trabajadores municipales ávidos de saber qué hacer, después de que el alcalde les convocara a una reunión en el salón de actos del Nuevo Recreo Industrial. Fue una mañana algo fresca de verano, con algún que otro cigarro para acompañar la charla antes de subir y un tema monográfico: «¿Que vamos a hacer?». Con puntualidad, como le gusta el alcalde, pero tampoco fiel al reloj a las nueve en punto -pasarían tres minutos-, el primer edil subió hasta la primera planta para informar a los trabajadores de Ordoño de una situación que es nueva y que llevará consigo cambios en las próximas semanas. Al menos hasta septiembre.
La salida de la reunión -no llegó a una hora- sirvió para que la plaza reviviera también aquellas entradas al edificio de San Marcelo. Unas instalaciones que ya no son las mismas que aquellas que fueron un día las oficinas centrales del Ayuntamiento. «Ya no hay un alcalde en la séptima planta; ahora se le puede ver casi desde la calle», comentaba un viandante. Y es que siempre hay quien le saca el lado positivo de las cosas a todo lo que pasa.
Mientras tanto, a 500 metros de allí, en la fachada del edificio del Ayuntamiento de Ordoño II acordonada por la Policía, los viandantes no resisten la curiosidad y frenan el paso para levantar la cara y mirar hacia arriba. La fachada principal del emblemático edificio está intacta. Por dentro, según los técnicos que han podido acceder al interior, «está como si le faltara una limpieza de varios días, con mucho polvo».
La grieta mortal está en el lateral de la fachada del edificio norte. A primera hora de la mañana de ayer, los miembros de la Policía Científica, tras una primera inspección en el interior, inspeccionaron la grieta lateral que se ha producido por la dilatación de la estructura metálica, lo que preocupa mucho a los técnicos. No pasaban desapercibidos. En grupo, con la identificación en el uniforme, fueron el blanco de los curiosos que esperaban encontrar en un gesto, en una mueca o en una palabra perdida un motivo de comentario. No hubo nada de eso. Primero entraron con el alcalde, luego salieron, visitaron el callejón y volvieron. ¿Han dicho algo?, comentaban algunos vecinos que en ese momento pasaban por la calle.
Los responsables municipales ya han advertido. «No contribuiremos a la confusión y no diremos nada hasta que nos informen de lo que ha pasado».