Patxi López adelanta al 21 de octubre los primeros comicios vascos sin ETA
Las encuestas apuntan a una victoria nacionalista y a la necesidad de hacer pactos.
Patxi López puso ayer fecha a un adelanto electoral esperado desde que el PP le retiró el pasado 7 de mayo el apoyo parlamentario que en el 2009 permitió llegar a Ajuria Enea a un lendakari socialista. Las primeras elecciones vascas tras el cese definitivo de los atentados de ETA se celebrarán el 21 de octubre próximo, justo un día después de que se cumpla el aniversario del comunicado con el que la banda, que aún no se ha disuelto, dijo que renunciaba a cometer, tras medio siglo de terrorismo, más asesinatos y extorsiones.
La ruptura del pacto de Gobierno, motivada según el propio Antonio Basagoiti por la conversión del lendakari en el mayor opositor a la políticas de ajustes y recortes de Mariano Rajoy, dejó a López en una total debilidad parlamentaria —25 de los 75 escaños de la cámara—, que le hacía imposible llegar en el puesto hasta marzo del 2013, que era el mes en el que se agotaba la novena legislatura de Euskadi.
El presidente vasco disolverá el Parlamento de Vitoria posiblemente el 28 de agosto, sabedor de que en unos días tendría que remitir a la cámara un Presupuesto para el 2013 que muy probablemente estaría condenado al fracaso y que, además, le obligaría a incluir una serie de recortes del gasto notables. De esta forma, como ya ocurrió hace un año con José Luis Rodríguez Zapatero con las generales, el encargado de sacar adelante estas cuentas impopulares será quien logre formar el nuevo Ejecutivo. El lendakari dio su versión y dijo que los pactos y reformas necesarios para sacar a Euskadi de la crisis eran ahora imposibles en la situación de declarada precampaña.
El punto clave
Los comicios vascos, además de la ausencia de violencia terrorista y de la crisis económica, tienen como punto clave el retorno a la legalidad de la izquierda aberzale, ausente del último Parlamento por la exclusión judicial de sus listas, que provocará una reordenación —o incluso un vuelco— del mapa político de Euskadi.
De hecho, el euskobarómetro de julio, la última edición del prestigioso sondeo de opinión de la Universidad del País Vasco, indica que los dos favoritos a la hora de pelear por la victoria en los comicios de octubre son el PNV y EH Bildu, que son las siglas con las que concurrirá a las urnas la coalición independentista formada por la antigua Batasuna, EA, Alternatiba y Aralar.
La encuesta indica que el partido de Iñigo Urkullu lograría entre 23 y 24 escaños y varias decenas de miles de votos de votos más que Bildu, que se quedaría en 22 asientos gracias a su potente mayoría en Guipúzcoa. El fuerte ascenso de los independentistas parece avalado por su gran resultado en la municipales, que les llevó a más de un centenar de alcaldías —incluida San Sebastián— y a gobernar la Diputación Foral guipuzcoana, y a lograr casi un empate con el PNV en las generales.
El sondeo, realizado antes del último gran plan de recortes de Rajoy, pronosticaba una fuerte caída al PSE de López —pasaba de 25 a 17 escaños— y un estancamiento con tendencia al descenso al PP, con entre 12 y 13 asientos (13 ahora).
El resumen era una clara victoria de las formaciones soberanistas, que podría dejar fuera del Parlamento de Vitoria a UPyD —que en el 2009 logró un diputado— y a la marca vasca de IU, que tiene otro escaño. Pero también colocaba a todas las siglas muy alejadas de la mayoría absoluta de 36 parlamentarios, lo que obligaría a una política de pactos para elegir al nuevo lehendakari. De su resultado se puede derivar o no, entre otras cosas, el resurgir de la apuesta soberanista o fisuras en la actual unidad antiterrorista sellada entre Rajoy, Urkullu y López.