Un ex militar frío e inteligente que no asumió bien el divorcio de su ex mujer

Eran una familia normal, discreta y prudente. Muy educados. Ella, muy querida por sus vecinos. Él, muy reservado, algo esquivo. Una familia como tantas.

José Bretón llevaba casi medio año en paro. Había trabajado como conductor después de llegar de Bosnia. Allí había participado en misiones militares y, dicen, que vivió experiencias que le dejaron marcado. Tanto, que abandonó la carrera militar. Cuentan que se endureció más. Y que de las tácticas militares aprendió ese hermetismo y fortaleza psicológica que le ha caracterizado desde que fue detenido como sospechoso de la desaparición de sus hijos.

Conoció a Ruth Ortiz en Córdoba, cuando ella estudiaba veterinaria. En el 2002 se casaron. Vivieron algunos meses en la finca de Las Quemadillas , propiedad de la familia de Bretón, luego se trasladaron a Almería y finalmente a Huelva.

Después, vino la separación. Bretón no lo asumió bien y pidió ayuda psiquiátrica. Ruth se quedó a vivir en Huelva, Bretón se trasladó a Córdoba. El 8 de octubre, sus hijos, Ruth y José, que estaban con él, desaparecieron. No se volvió a saber más de ellos. Hasta que el forense de Lasa y Zabala los ha identificado.