El nuevo IVA: la ecuación imposible

Ni protestas, ni quejas, ni amenazas de hecatombe han ablandado la voluntad política. El sábado es la fecha. Primer día de septiembre, y primer día del resto del nuestro nuevo IVA. El Impuesto sobre el Valor Añadido, el tributo que grava el consumo y que por tanto afecta a todos los ciudadanos sin excepción, se encargará de encarecer un poco más la vida.

Embarcados en una crisis económica que reduce constantemente empleos e ingresos, gravar en mayor medida el consumo sólo puede contribuir a contenerlo aún más. El temor de los empresarios, que hace meses que se declaran en situación límite porque los consumidores tienen el freno del gasto echado, es que el consumo caiga aún más.

Y advierten así de que los afanes recaudatorios del Gobierno se verán truncados: menos consumo, igual a menos ingresos en las arcas públicas. El resultado de esta ecuación imposible parece claro: empresas perjudicadas y ciudadanos con menos renta y una confianza cada vez más menguada en el futuro económico. Más recelosos con el gasto, por tanto.

En cambio, el Gobierno habrá hecho uno de los deberes que le exigen las instancias económicas internacionales para intentar reflotar la economía y la credibilidad del país.

El caso es que el incremento en los porcentajes que gravan los productos y servicios ha provocado el rechazo generalizado de los sectores económicos, aunque no a todos les afecta de la misma manera. Al encarecimiento de lo consumido se suma además un descenso de los salarios que no sólo afecta a los empleados públicos, porque las empresas privadas vienen aplicando medidas similares.

Temor de verdad provoca pensar en la próxima Navidad. La época por excelencia de la alegría en el gasto se estrellará este año con que los millones de funcionarios (miles de ellos en León) no cobrarán su extra de fin de año. Las tres semanas que arreglaban las cuentas de muchos negocios y comercios amenazan con haber pasado a mejor vida (económica).

El caso es que muchos empresarios han adelantado ya que no repercutirán la subida del IVA de forma inmediata. Aunque acabarán haciéndolo. Ahora se trata de sortear el efecto psicológico inicial.

Otros servicios y productos subirán de manera inmediata el próximo sábado. Y muchos de ellos son imposibles de eludir por parte de los ciudadanos.

El nuevo IVA mantiene el tipo superreducido en el 4%, eleva el reducido del 8 al 10% y amplía el general del 18 al 21%.

Pero también hay productos que pasan de cotizar el 8 al 21%. Incluso del 4 al 21% (algunos tan sensibles en estas fechas como el material escolar). O del 4 al 10%, como la vivienda. Salvo los productos de alimentación básicos, y poco más, cada decisión de gasto que los ciudadanos tomen a partir del próximo sábado les saldrá un poco más cara.

El Gobierno confía en recaudar este año unos 7.500 millones adicionales con esta medida.