La ciudad se consolida como destino con mayor atractivo en la Comunidad
Las capitales de Castilla y León pugnan en atractivo para los turistas de interior, pero los datos reflejan que León se consolida como la más rentable entre las de la Comunidad. En los datos del conjunto del ejercicio del 2011 la capital leonesa se sitúa la primera de las de Castilla y León en el ránking de ingresos medios por habitaciones disponibles en el mercado hotelero de más de tres estrellas; pero además ocupa el décimosexto puesto en la lista nacional, detrás de las grandes ciudades tradicionalmente elegidas por los turistas.
Una evidencia que ratifica la consolidación de la capital leonesa como destino urbano en los últimos años. Y eso que ya el 2011 fue un ejercicio difícil, los hoteles vieron recortados sus ingresos más de un 4%.
En los primeros meses del ejercicio actual, pese al desplome de los ingresos, la capital sigue manteniéndose a la cabeza de la rentabilidad de la Comunidad. Recauda 26,6 euros de media por cada habitación que tiene en su oferta hotelera, por encima de los 25,4 euros de Valladolid. Ávila, la última del ránking autonómico, apenas ingresa 15,3 euros por habitación disponible.
A la espera de conocer los resultados de la campaña veraniega, cuya ocupación ha intentado mantener el sector a base de ajustar los precios; y de la repercusión del incremento del IVA sobre el sector en la última fase del año, lo cierto es que la rentabilidad ha descendido con fuerza.
Si se comparan los datos del primer cuatrimestre del año con los del mismo periodo del ejercicio anterior también el descenso es notable (un 7,3%), aunque este año los hosteleros leoneses advierten que los resultados veraniegos no serán como los del año pasado.
Mayor categoría
Uno de los hechos que se constata, y que ya se había advertido en los últimos años, es que los hoteles de categoría superior pierden también ocupación, pero en menor medida que los de tres estrellas. La explicación, según los empresarios leoneses, es que el ajuste de precios lleva a ofrecer hoteles de cinco estrellas a precios de cuatro, y los de cuatro a precios más propios de categorías inferiores. Pierden menos ocupación, pero ingresan menos.