El Sagrado Corazón ya no es residencia de escolares
El centro mantiene las 50 plazas para discapacitados adultos.
Jorge es un niño con autismo que ayer, pese a su insistencia, no consiguió entrar a «su segunda casa», como cuenta Milagros, su madre, preocupada por el futuro de su hijo que ha sido reubicado en Cistierna. «Es un niño muy nervioso al que le costó seis meses adaptarse a esta residencia», comentó a la entrada del Sagrado Corazón, cerrado este año para los escolares.
Esta es una de las 16 historias de escolares discapacitados que se han quedado sin el servicio de residencia y comedor que ofrecía este centro y por lo que ayer, con el inicio del curso escolar, padres y alumnos se concentraron a sus puertas para «exigir una solución».
Los alumnos que viven en León y alrededores mantendrán durante este curso su plaza en el centro, aunque sin residencia, mientras que a los de las localidades más lejanas se les ha reubicado en los colegios de las cabeceras comarcales. Ana María, madre de un niño destinado a Mansilla de las Mulas, denunció que su hijo irá a un centro «que ni siquiera tiene rampas» y que «no está adaptado para este tipo de enseñanzas».
Otra de las madres, Susana, denunció también la situación de su hijo autista, Aarón. «Pese a que vivimos en León y seguirá escolarizado en este centro, no recibirá los cuidados de la residencia», además, contó preocupada que «estoy desempleada y no puedo hacerme cargo de las terapias por mi cuenta y tendré que estar todo el día con mi hijo, con las dificultades que esto acarrea para encontrar trabajo».
La presidenta de la asociación de padres del colegio, Ana Valdueza, criticó «la falta de transparencia de los hechos», ya que «Educación informó a los padres el pasado viernes y verbalmente que prescindía de estos servicios». También, los representantes de los padres no saben los motivos por los que «la Diputación ha denunciado el convenio que tenía con la Consejería de la Junta» por no tener la administración provincial las competencias en materia de Educación.
La residencia, que lleva en funcionamiento cerca de 45 años, mantiene los 50 puestos destinados a adultos discapacitados, por lo que las instalaciones y el personal se mantendrán «de momento». Sin embargo, desde la asociación de padres aseguró que «tenemos la sospecha de que esto sea una maniobra para desmantelar todo el centro».
Los padres y madres de los niños discapacitados «se ven ahora indefensos», aseguró Valdueza y confirmaron que se agotarán todas las vías «para intentar solucionar este problema que creemos que se ha hecho, incluso, de forma irregular».
Los sindicatos CC.OO., UGT y Csif denunciaron este y hecho y pidieron a Diputación y Junta «que se reúnan para llegar a la firma de un nuevo convenio que de solución a la problemática de los escolares de educación especial». Por otra parte, los coordinadores de Izquierda Unida en la ciudad y la provincia criticaron «la falta de corazón» ante el cierre de la residencia.