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El 63% de los usuarios de Villanubla en el 2011 volaron con Ryanair

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a. g. puente /S. Alonso | León
León

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El auténtico despegue del aeropuerto de Valladolid llegó en el 2003 de la mano de Ryanair, un desembarco, el de la compañía irlandesa líder en los vuelos low cost, que fue posible gracias al dinero desembolsado por la Junta. Desde ese momento hasta este año ha pagado a la aerolínea 15 millones de euros, a razón de tres por ejercicio.

Un contrato de promoción de Castilla y León que sólo revierte en Villanubla, ya que es un acuerdo exclusivo con este enclave aéreo de la Comunidad, dejando al margen a los otros tres.

Las cifras hablan por sí mismas a la hora de valorar el potencial de Ryanair en el aeropuerto de la capital del Pisuerga y explicar por qué roza prácticamente el medio millón de pasajeros.

Durante el pasado año, el 63% de los usuarios totales registrados en Aena volaron con la compañía irlandesa, es decir, de los algo más de 462.000 que contabilizó, casi 292.000 fueron transportados por la compañía irlandesa.

Una tendencia que se repite en lo que va de año, de enero a agosto, este porcentaje supone el 62%: de los 268.600 viajeros, 167.170 pertenecen a Ryanair.

El gancho que supone para cualquier aeropuerto que una aerolínea de estas características vuele desde sus instalaciones también puede percibirse en las estadísticas de Villanubla desde el 2003 hasta el 2011, un periodo en que el número de pasajeros totales ha aumentado un 224%.

El aeropuerto de Valladolid resta usuarios este año por vez primera desde que llegó Ryanair. En los ocho primeros meses del 2012 ha perdido casi el 15% de sus pasajeros. Una corriente que seguirá el resto del ejercicio tras la decisión de la aerolínea de bajo coste de recortar sus frecuencias a Londres y después de finalizar sus rutas estivales. Para la nueva temporada volará desde Villanubla a la capital británica, Bruselas y Barcelona.

Aunque el consejero de Fomento, Antonio Silván, aún no ha dado detalles de si continuará o no la relación comercial con Ryanair, ya que el contrato actual expira a final de año, lo que parece seguro es que la aportación económica bajará sensiblemente. Un aspecto que podría explicar ya la decisión de la compañía de recortar las frecuencias a Londres.